Miguel Ángel Granados Chapa
MÉXICO, D.F., 11 de octubre.- En la dislocada dinámica política de hoy, los adversarios se hacen favores y los correligionarios riñen entre sí. Eso, al menos, ocurre en el entorno de Andrés Manuel López Obrador: En su estrategia mexiquense, que beneficia al PRI y a Enrique Peña Nieto, el exjefe de Gobierno capitalino estaba a punto de fracturar al partido que dirigió hace 12 años, cuando el curso de colisión fue frenado por la iracundia del presidente Felipe Calderón, que forzó a un por lo menos momentáneo cese de las hostilidades entre el hombre que encarna, según la diatriba presidencial, “un peligro para México”, y las corrientes –Nueva Izquierda en particular– que lo consideran
“un peligro para el PRD”....(sigue.......).
http://www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/84248
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