Así funciona el sistema electoral en Venezuela
En este artículo vamos a proceder a explicar el
funcionamiento del sistema electoral venezolano, así como todas las pruebas y
auditorías por las que pasa para garantizar su absoluta imparcialidad. Todo
esto con el objetivo de desarmar a la oposición que sistemáticamente denuncia fraude con el fin de desestabilizar el país. Una oposición que es respaldada
además, por diversos medios de comunicación reaccionarios del mundo, que a
pesar de ser conocedores le las garantías que ofrece el sistema electoral del
país latinoamericano, se prestan a dar altavoz a estas burdas manipulaciones.
El sistema de votación está totalmente automatizado desde
que en 2004 Venezuela se convirtió en el primer país del mundo en implantar un
mecanismo por el cual, después de que cada ciudadano ejerce su derecho al voto,
recoge un comprobante del mismo de tal modo que todos los ciudadanos que han
acudido a las urnas disponen de un resguardo a través del cual, en caso de
dudas de fraude, se puede hacer una comprobación al 100% de los votos reales
que se han emitido.
Además, una copia de ese resguardo se introduce en una urna,
para que los datos digitales puedan ser posteriormente cotejados con los datos
físicos, asegurando de este modo que los datos concuerdan.
Además de esto, en 2012, se introdujo una mejora de este
sistema automatizado, permitiendo que cada elector pueda activar la máquina que
se utiliza para la votación, imprimiendo su huella dactilar, lo que supone una
garantía más de seguridad a la hora de ejercer el derecho al voto.
A pesar de esta medida de seguridad, a la hora de emitir el
voto, la máquina no puede asociar al elector con el voto emitido, lo que
garantiza el voto secreto. Además en los comprobantes tampoco aparecen los
datos del votante. Simplemente se refleja cual ha sido el voto emitido.
Una vez que la máquina comprueba la autenticidad de la
huella dactilar, la maquina se activa y el elector puede marcar su voto,
pulsando en la pantalla sobre una lista en la que aparecen los nombres de los
partidos y sus respectivos candidatos, así como las fotografías de los
candidatos y los emblemas del partido. Esto garantiza que no se pueda producir
ninguna confusión en el votante.
Por si esto no fuese suficiente, después de haber pulsado
sobre la opción deseada sobre la lista, esta aparece en grande sobre la
pantalla, acompañada de un botón con la opción VOTAR. De este modo, en caso de
que el elector se hubiese equivocado de candidato por cualquier razón, tendría
la opción de corregir el error antes de marcar su voto definitivo.
Los votos emitidos digitalmente, se almacenan de forma
aleatoria y al final de la jornada se imprimen las actas y se cotejan con los
comprobantes físicos que se han emitido con la emisión de cada voto. De esta
manera es posible auditar todos los votos uno por uno.
Además de permanecer guardados en cada máquina de forma
aleatoria, los datos almacenados digitalmente viajan encriptados a través de
una red segura que se encuentra aislada de internet y a la que ningún ordenador
externo puede acceder. Además cuenta con diversos niveles de seguridad para
garantizar que los datos emitidos no se manipulen. Finalmente se almacenan en
unos servidores centrales que reciben los datos de todas las maquinas de
votación del país que han sido previamente autentificadas por el CNE.
El sistema está completamente automatizado |
Cada fase del proceso está protegida por una firma electrónica
cifrada a la cual solamente se puede acceder combinando diferentes partes de la
clave que se haya repartida entre el CNE y las diferentes fuerzas políticas
candidatas en los comicios. Por lo que es imposible acceder a los datos sin
contar con los datos secretos que obran en poder de cada una de las partes.
Por otro lado, no solamente es necesario poseer todos los
datos para obtener la firma electrónica, sino que después hay que combinarla
con un número exclusivo de cada máquina de votación, que se haya protegida
igualmente por un sistema informático, por lo que solamente existe una
combinación única y aleatoria para cada máquina.
Este sistema de votación electrónica garantiza que nadie
manipule físicamente ni electrónicamente el voto del elector, sino que es este
mismo la única persona que lo manipula a la hora de emitirlo.
Todos los procesos y mecanismos de votación son auditados
previamente por el CNE y las fuerzas políticas aspirantes a los comicios.
- Primeramente se audita el Software de votación para garantizar la transmisión y gestión correcta de los votos.
- A continuación se auditan las maquinas que se van a emplear en la votación, comprobando que los códigos de cada una concuerden con los códigos que se les han asignado en el software que ha sido auditado previamente.
- Antes de enviar cada máquina a su centro de votación asignado, las fuerzas políticas realizan un simulacro de voto con una muestra aleatoria del 1% de las máquinas, para comprobar una vez más su correcto funcionamiento.
- También se auditan todos los componentes de la maquina. Para ello se desmonta una maquina en presencia de las fuerzas políticas, para que comprueben que cada elemento de la misma es necesario para su correcto funcionamiento y que no haya ningún mecanismo adicional que pueda realizar otras funciones a las que se supone que ha de realizar.
- Se audita el Sistema de Identificación Biométrica. Es decir, se comprueba que después de la autenticación de cada votante a través de su huella dactilar, este dato no quede almacenado, de tal modo que se respete el secreto de voto.
- Otro elemento que se audita es toda la red que interviene en el envío y almacenamiento de datos, desde las máquinas hasta el servidor central. De esta forma se comprueba que la red está completamente aislada de internet y blindada ante posibles intrusiones.
- Otra de las auditorias que se realizan es la de los datos y componentes de la firma electrónica y todos sus componentes antes del inicio de la jornada electoral. Una vez finalizada la jornada, se ponen en manos de las fuerzas políticas todos los datos de registros de conexión de las máquinas y el registro de las transmisiones de datos, para que sean auditados.
- Una vez finalizadas las votaciones y cerrados los colegios electorales, se hace una auditoría del 54,4% de los votos, cotejando los datos digitalizados con los comprobantes de votos que se han introducido en la caja de resguardo (urna).
- Se auditan los datos de las memorias de las máquinas y una vez comprobado que no hay ninguna irregularidad, se formatean para eliminar todos los datos almacenados en las mismas de cara a posteriores elecciones.
- Se hace una recreación de la auditoria de cierre, en la cual los representantes de las diferentes fuerzas políticas, comprueban de nuevo que los votos digitales coinciden con datos almacenados en las cajas de resguardo auditadas.
- También se auditan los cuadernos impresos. Estos cuadernos llevan el registro de todas las personas inscritas para votar en cada colegio electoral y se comprueba que coincidan con el registro de votantes que maneja el CNE.
- En Venezuela, como en otros países, cada vez que un ciudadano deposita su voto, su dedo meñique se mancha con una tinta indeleble. De este modo se asegura que no pueda volver a votar ese mismo día. La tinta utilizada en Venezuela también se audita para que todas las fuerzas políticas comprueben su indeleblidad.
Como ya hemos mencionado antes, en todas estas auditorías
mencionadas, participan los representantes designados por todas las fuerzas
políticas aspirantes a los comicios, así como por el CNE.
Como vemos, el sistema electoral venezolano cuenta con un sinfín
de medidas para garantizar la transparencia de las elecciones. Todo esto ha
llevado a personas como el ex presidente de los EEUU, Jimmy Carter, a calificar el sistema electoral venezolano como el mejor del mundo.
Por todas estas razones, resultan difíciles de creer todas
las acusaciones de fraude electoral que sistemáticamente lanza la oposición
contra el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, teniendo en cuenta
que ellos mismos han participado en cada auditoría realizada durante todo el
proceso para garantizar la legalidad de cada elección.
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