Viva la inmundicia! ¡Viva el Pacto por México!
Oaxaca. Jornada electoral 2013.
Foto: Hugo Cruz
Foto: Hugo Cruz
MEXICO,
D.F. (apro).- Era ya sabido, pero este domingo volvió a quedar claro:
En México se ha institucionalizado la delincuencia electoral, el uso
faccioso de los recursos públicos, el asesinato político, la
desvergüenza partidaria y el desprecio ciudadano.
Al flujo de la inmundicia, sigue el olvido impune.
El contubernio implícito del sistema así lo estipula: Todo se vale en campaña y que cada quien se quede con lo obtenido –como sea– el día de la elección.
Por eso no pasará nada con las 67 denuncias penales presentadas por el PAN ante la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade).
Ni con las 110 presentadas por el PRI.
Ni con las decenas más formuladas por los perredistas.
Ni se procederá contra los grupos de choque.
Ni habrá responsables de las casillas robadas.
Ni se sabrá quiénes asesinaron o secuestraron a 12 personas durante las campañas ni el domingo de la elección.
Nada.
Menos aún se procederá contra las organizaciones criminales que actúan bajo el camuflaje o la complicidad de partidos y gobiernos.
Todo se olvidará sólo para volver a aparecer en las siguientes elecciones.
Las “prácticas que creíamos superadas” –como recitan algunos imbéciles– son tan vigentes como el cinismo de quienes las ejecutan.
Porque sólo la impudicia permite que, en medio del chiquero, emerja otra vez el Pacto por México, ese invento autocrático que en nada ha beneficiado al país.
Si hubiera honradez entre los firmantes, incluido Enrique Peña Nieto, se admitiría que el adéndum, que explícitamente se propuso evitar todo lo descrito, fue una mascarada.
Entre los 11 compromisos del adéndum se consigna, textualmente, el “respeto a la ley y limpieza electoral”, edificar un “blindaje electoral”, promover la “participación de la sociedad civil”, garantizar la “profesionalización e imparcialidad de los delegados y operadores de programas federales” y establecer “comisiones plurales estatales”, así como una “comisión plural nacional de preservación del entorno político de equidad de la competencia, creación de condiciones de equidad de la competencia en cada uno de los 14 estados que sostendrán elecciones en julio de 2013”.
Dadas las complicidades, en el mejor de los casos se aprobará crear el Instituto Nacional de Elecciones, propuesta de Gustavo Madero, como si con eso un nuevo ente burocrático eliminará la institucionalización de la delincuencia en la que participan gobiernos, partidos, medios de comunicación, empresarios…
Por eso a la habitual apatía ciudadana se suma el repudio de millones de mexicanos a ir a votar. Es el desprecio a todo el sistema.
Esto no es democracia. Es una inmundicia…
Apuntes
Aunque Madero tomó oxígeno con el triunfo en Baja California y algunas ciudades relevantes, lo que no necesariamente le dará fuerza suficiente para reelegirse, la figura del PAN que emergió este domingo 7 es el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, quien tras aplastar al PRI consolidará su proyecto presidencial para 2018. Expriista, nieto de un exgobernador represor, discípulo de Elba Esther Gordillo y político inescrupuloso –prototipo de la podredumbre descrita arriba–, Moreno Valle dispone, como ningún otro gobernador “panista”, de los recursos para convertirse en candidato presidencial, ya no sólo del PAN, sino de la alianza con la “izquierda” que lo llevó al gobierno, en 2010, y que hizo ganar este domingo. Ni Margarita Zavala, la mustia mujer de Felipe Calderón, tendrá posibilidades ante él…
Comentarios: delgado@proceso.com.mx y Twitter: @alvaro_delgado
http://www.proceso.com.mx/?p=346961
Al flujo de la inmundicia, sigue el olvido impune.
El contubernio implícito del sistema así lo estipula: Todo se vale en campaña y que cada quien se quede con lo obtenido –como sea– el día de la elección.
Por eso no pasará nada con las 67 denuncias penales presentadas por el PAN ante la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade).
Ni con las 110 presentadas por el PRI.
Ni con las decenas más formuladas por los perredistas.
Ni se procederá contra los grupos de choque.
Ni habrá responsables de las casillas robadas.
Ni se sabrá quiénes asesinaron o secuestraron a 12 personas durante las campañas ni el domingo de la elección.
Nada.
Menos aún se procederá contra las organizaciones criminales que actúan bajo el camuflaje o la complicidad de partidos y gobiernos.
Todo se olvidará sólo para volver a aparecer en las siguientes elecciones.
Las “prácticas que creíamos superadas” –como recitan algunos imbéciles– son tan vigentes como el cinismo de quienes las ejecutan.
Porque sólo la impudicia permite que, en medio del chiquero, emerja otra vez el Pacto por México, ese invento autocrático que en nada ha beneficiado al país.
Si hubiera honradez entre los firmantes, incluido Enrique Peña Nieto, se admitiría que el adéndum, que explícitamente se propuso evitar todo lo descrito, fue una mascarada.
Entre los 11 compromisos del adéndum se consigna, textualmente, el “respeto a la ley y limpieza electoral”, edificar un “blindaje electoral”, promover la “participación de la sociedad civil”, garantizar la “profesionalización e imparcialidad de los delegados y operadores de programas federales” y establecer “comisiones plurales estatales”, así como una “comisión plural nacional de preservación del entorno político de equidad de la competencia, creación de condiciones de equidad de la competencia en cada uno de los 14 estados que sostendrán elecciones en julio de 2013”.
Dadas las complicidades, en el mejor de los casos se aprobará crear el Instituto Nacional de Elecciones, propuesta de Gustavo Madero, como si con eso un nuevo ente burocrático eliminará la institucionalización de la delincuencia en la que participan gobiernos, partidos, medios de comunicación, empresarios…
Por eso a la habitual apatía ciudadana se suma el repudio de millones de mexicanos a ir a votar. Es el desprecio a todo el sistema.
Esto no es democracia. Es una inmundicia…
Apuntes
Aunque Madero tomó oxígeno con el triunfo en Baja California y algunas ciudades relevantes, lo que no necesariamente le dará fuerza suficiente para reelegirse, la figura del PAN que emergió este domingo 7 es el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, quien tras aplastar al PRI consolidará su proyecto presidencial para 2018. Expriista, nieto de un exgobernador represor, discípulo de Elba Esther Gordillo y político inescrupuloso –prototipo de la podredumbre descrita arriba–, Moreno Valle dispone, como ningún otro gobernador “panista”, de los recursos para convertirse en candidato presidencial, ya no sólo del PAN, sino de la alianza con la “izquierda” que lo llevó al gobierno, en 2010, y que hizo ganar este domingo. Ni Margarita Zavala, la mustia mujer de Felipe Calderón, tendrá posibilidades ante él…
Comentarios: delgado@proceso.com.mx y Twitter: @alvaro_delgado
http://www.proceso.com.mx/?p=346961
‘‘Opositores necios que acusáis’’
Violencia y trampas
El PRI tan sabido
Pleitos pactados
Julio Hernández López
SUFRAGIO EFECTIVO. El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio
Chong, al momento de depositar su voto en la casilla 908 básica de la
ciudad de Pachuca, donde declaró que hasta ese momento el proceso
electoral se desarrollaba con normalidad y pocos incidentesFoto Aldo Falcón
Las distorsiones
profundas del sistema mexicano de partidos produjeron ayer
circunstancias aberrantes: los dirigentes de los dos principales
partidos opositores, PAN y PRD, que han convalidado y apuntalado al
gobierno federal, autoritario y antidemocrático, mediante pactos
palaciegos almibarados, se convirtieron ayer en denunciantes casi
incendiarios de los vicios sabidos y contrasabidos de su principal
compañero de viaje sexenal, el PRI impúdico y expansivo que buscaba
carro completo, aunque utilizando como conductores designados a los
mismos dirigentes ‘‘opositores’’ que protestaban circunstancialmente,
pero en realidad estaban en espera de propinas en sitios de
conveniencia.
A reserva de los primeros resultados confiables (esta columna fue
entregada poco después de que las casillas cerraran en la mayoría de los
estados donde hubo comicios, faltando Sonora, Sinaloa, Chihuahua y Baja
California, por diferencias de horarios), el curso de la jornada
electoral confirmó las dos grandes líneas negativas que a como se ven
las cosas podrían ser las que acaben caracterizando al periodo peñista
en materia política y electoral: el abuso ostentoso de recursos públicos
para violentar la voluntad ciudadana, tratando de acomodarla, mediante
compra de votos, al proyecto pinolero de hacerse de los cargos públicos
al costo que sea, en una variante descarada de la filosofía calderonista
del ‘‘haiga sido como haiga sido’’ y el uso abierto de la violencia
(con bandas propias, como en Quintana Roo y Veracruz, como ejemplos
descollantes de ese priísmo bandolero, o con la delincuencia organizada
como intermediario inducido o tolerado, como sucedió en Durango,
Chihuahua y Zacatecas, por dar ejemplos de tres colores) para amedrentar
a los votantes y a los candidatos, descarrilar o desalentar la
participación cívica e inducir votos y actas favorables en zonas bajo su
abierto control.Domingo de confesión de vergüenzas propias y ajenas. Radiografía criminal de la podredumbre del sistema, practicada por los mismos partícipes estelares: Gustavo Madero, quejándose de que la democracia retrocedió décadas y se instaló ‘‘en los setentas’’; Jesús Zambrano, enlistando agresiones físicas y trampas electorales, e incluso César Camacho, quejándose en Baja California de abusos cometidos desde el gobierno estatal de blanco y azul. Constitución del poder político a partir de pillerías clásicas y palabras delincuenciales mayores, en una democratización real de la suciedad electoral: no solamente el PRI adulteró y amenazó; también el PAN en Baja California, el panismo gordillista de Rafael Moreno Valle en Puebla o el ‘‘aliancismo’’ de Malova en Sinaloa.
Ritos electorales tan distantes de los intereses de los ciudadanos, que surgieron candidatos animales en varias partes del país (Xalapa –con X, por favor– con el famoso candigato Morris como principal ejemplo), hubo papeletas a las que los ciudadanos agregaron leyendas más ofensivas que nunca y se registró un abstencionismo que las estadísticas por venir detallarán. Con todo y los escénicos arrebatos de los dirigentes del PAN y el PRD (‘‘Opositores necios que acusáis al PRI sin razón, sin ver que sois la pactada ocasión de lo mismo que culpáis’’, se les podría declamar y reclamar), y de los estremecimientos mercantiles relacionados con la continuidad del Pacto por México, el jaloneo dominical corresponde a un pleito de final arreglado, ya que las cúpulas en colaboración sólo desean aumentar sus capitales electorales, pero no deshacer el gran negocio nacional en el que participan.
La encendida descalificación oratoria de ayer por parte de los
aliados contrariados, Madero y Zambrano, podría tener como propósito,
además de conseguir mejores réditos por la mencionada continuidad en el
Pacto por México, el irse construyendo nuevas obligaciones patrióticas
al lado de Enrique Peña Nieto al que, ¡hombre, qué mala suerte!, los
gobernadores priístas nomás no le hicieron caso, y acabaron cometiendo
tropelías que el buen inquilino de Los Pinos había prohibido una y otra
vez en días anteriores.
En el horizonte a pactar estarían ahora una reforma política general y, en particular, el impulso al instituto nacional de elecciones que supla a las comisiones estatales y concentre todas las negociaciones del país en las cúpulas partidistas tan agradablemente pactadas. Luego que recojan sus redes pescadoras con algunas de las ganancias electorales prometidas, los opositores solidarios podrían dedicarse a luchar para que ésta sea la última de las elecciones nefastas, modificando las leyes mientras los mapaches, el narco y otras bandas se preparan para burlarlas con nuevas técnicas o con las ya clásicas, impuestas salvajemente, como sucedió ayer.
Por lo pronto, el presunto sondeo indirecto sobre la gestión de Peña Nieto, que habrían sido estas primeras elecciones bajo su rectoría, arroja un saldo desoladoramente negativo. No había ninguna razón para pensar lo contrario, pero este domingo se confirmó de manera apabullante que el arsenal de malas artes con el que se adquirió la Presidencia de la República el año pasado es ya una política sexenal oficial. Los niveles de violencia y de descaro defraudador no se habían visto en otros comicios, pero frente a ellos no hay organizaciones partidistas confiables ni vigorosas.
De mantenerse en próximas elecciones las tendencias observadas ayer, las expectativas de cambio desde las urnas quedan seriamente lesionadas. Las denuncias y acusaciones presentadas por los principales partidos contendientes no necesitan mayor explicación: el PRI-gobierno impone reglas fácticas y acomoda resultados mediante dinero y violencia, mientras la desgastada y de-sacreditada oposición (PRD y PAN) se acomoda entre denuestos evaporables para seguir con la farsa de la lucha democrática.
Y, mientras hoy son leídos en Twitter y Facebook los comentarios actualizados de este tecleador sobre los resultados electorales por estados, ¡hasta mañana, con la irritación social que se ha desahogado violentamente en Tultepec, estado de México!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
En el horizonte a pactar estarían ahora una reforma política general y, en particular, el impulso al instituto nacional de elecciones que supla a las comisiones estatales y concentre todas las negociaciones del país en las cúpulas partidistas tan agradablemente pactadas. Luego que recojan sus redes pescadoras con algunas de las ganancias electorales prometidas, los opositores solidarios podrían dedicarse a luchar para que ésta sea la última de las elecciones nefastas, modificando las leyes mientras los mapaches, el narco y otras bandas se preparan para burlarlas con nuevas técnicas o con las ya clásicas, impuestas salvajemente, como sucedió ayer.
Por lo pronto, el presunto sondeo indirecto sobre la gestión de Peña Nieto, que habrían sido estas primeras elecciones bajo su rectoría, arroja un saldo desoladoramente negativo. No había ninguna razón para pensar lo contrario, pero este domingo se confirmó de manera apabullante que el arsenal de malas artes con el que se adquirió la Presidencia de la República el año pasado es ya una política sexenal oficial. Los niveles de violencia y de descaro defraudador no se habían visto en otros comicios, pero frente a ellos no hay organizaciones partidistas confiables ni vigorosas.
De mantenerse en próximas elecciones las tendencias observadas ayer, las expectativas de cambio desde las urnas quedan seriamente lesionadas. Las denuncias y acusaciones presentadas por los principales partidos contendientes no necesitan mayor explicación: el PRI-gobierno impone reglas fácticas y acomoda resultados mediante dinero y violencia, mientras la desgastada y de-sacreditada oposición (PRD y PAN) se acomoda entre denuestos evaporables para seguir con la farsa de la lucha democrática.
Y, mientras hoy son leídos en Twitter y Facebook los comentarios actualizados de este tecleador sobre los resultados electorales por estados, ¡hasta mañana, con la irritación social que se ha desahogado violentamente en Tultepec, estado de México!
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Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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