Rosario, Chuayffet, Navarrete y Mondragón ya no sirven
El fracaso administrativo del peñismo por
sus malos secretarios del despacho presidencial, tras 8 meses, que para
efectos de los resultados negativos es como 1 año, obliga a deshacerse
de al menos Navarrete Prida, en la Secretaría del Trabajo (donde ha
beneficiado a un amigo suyo con los más de 2 mil millones de pesos
mensuales para desayunos); debe ser relevado Chuayffet, que sólo fue la punta de lanza
para meter a la cárcel a Elba Esther Gordillo y que no ha podido
reglamentar la reforma educativa, que es una contrarreforma laboral para
despedir profesores; al seudogeneral Mondragón, quien a sus 83 años,
todos los días se va a dormir a las 1500 horas (para usar la
terminología castrense) y la inseguridad del país ya es muy parecida a
la de Calderón, con la diferencia de que en lugar de 1 mil 500
homicidios al mes, ahora tenemos 1 mil 490; y tendrá que confirmar su
renuncia Rosario Robles, quien cada vez que hace declaraciones sale con
la misma cantaleta de: “Tengo instrucciones del señor presidente…”,
Mientras, la pobreza y el hambre aumentan.
Se
agrega a la lista Osorio Chong, sobre quien circula el chiste de que de
los más de 1 mil 400 millones de chinos, nos enviaron al peor, ya con
su edificio alterno para despachar (se va del viejo Palacio de Covián,
dizque para evitar el cierre de calles que entorpecen el tráfico
vehicular). No se debe dejar de incluir a Videgaray, con todo y que es
el favorito de Peña (a quien tuvieron que extirparle toda la glándula
tiroides y acusa un cambio en su timbre de voz), porque el genio de Hacienda no le halla la cuadratura al círculo
del financiamiento y quiere un IVA del 15 por ciento a medicinas y
alimentos. Y con ellos también Murillo Karam, quien tiene a la
Procuraduría General de la República como en tiempos de Marisela
Morales, con todo y que se deshizo de Guerrero y lo envió a la
Procuraduría Federal del Consumidor.
Todos los cuadros de recursos humanos del
peñismo resultaron inferiores en sus cargos. Peña mismo no ha sabido
gobernar para el presente, que es el asunto de la política, y está
ocupado en el futuro con sus reformismos a través del Pacto por Peña (y el Congreso de la Unión como su caja de resonancia). No hay administración federal. Parecen canguros lampareados:
sin saber qué hacer, mientras los problemas nacionales están a punto de
rebasar los límites de la paciencia social. Necesita Peña deshacerse de
Lozoya, que montado tierno, ya lo hicieron pando Deschamps y su
gavilla sindical. Pero, sin duda alguna, Rosario, Navarrete, Chuayffet y
Mondragón ya no sirven. Son obvias sus deficiencias.
Rumbo a su primer informe, ¿qué va a
informar el peñismo? ¿Que siguen sus promesas? ¿Que va a ingresar a la
formalidad laboral a 200 mil trabajadores de los 29 millones en la
informalidad? ¿Que Petróleos Mexicanos no se privatiza, pero se vende a
los mejores postores privados? ¿Que no habrá crecimiento económico? ¿Que
el desempleo masivo seguirá? ¿Que la reforma fiscal favorecerá a los
pobres? Camina la nación al despeñadero, como cuando Echeverría dijo:
“Estamos al borde del precipicio… Demos un paso adelante”. Y es que ya
estamos inmersos en la recesión, la inflación y 53 millones de mexicanos
en la hambruna.
*Periodista
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