Inutilidad del Estado es enorme: Lorenzo Meyer
La
inutilidad del Estado, en tareas básicas, es enorme; por eso la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos tiene que actuar en casos
como el de Ayotzinapa, donde el gobierno mexicano ha “decepcionado”,
consideró el historiador Lorenzo Meyer.
En la Mesa Política de Noticias MVS primera emisión, señaló que en
casos como Tlatlaya, o el asesinato de jóvenes estudiantes en
Monterrey, ante su “inutilidad”, el Estado se dedica a destruir
evidencias.
Respecto a la apertura de los cuarteles militares por el caso de los
jóvenes desaparecidos, recordó la presión de los padres de los
normalistas, quienes insistieron en que esta apertura se concretara,
por la sospecha de encontrar algún indicio sobre el paradero de sus
hijos.
Los cuarteles militares “son instituciones que mantenemos nosotros
con nuestros impuestos, no son de ellos, son de la nación, deberían
estar abiertas a la inspección”, comentó.
“Quienes lograron que se abra el cuartel fue una organización de
agraviados, pobres, de origen campesino, en un estado pobre, en donde
el Ejército ha sido factor central y ha desaparecido gente”, subrayó.
Actualmente, el Ejército es una de las estructuras más cerradas que existen, mencionó.
Durante un tiempo, incluso, se dijo que las críticas en el país no
podían dirigirse contra la Virgen, el Ejército y el Presidente; lo cual
en el último caso se ha terminado.
En el caso de Iguala, se acepta la apertura, aunque no va a servir
“para nada”, dijo Meyer; sin embargo, es un punto interesante que “se
comentó que hay gran molestia del Ejército por este hecho, pues en vez
de molestarse debería recapacitar por su propia posición”.
“¿Por qué se ha convertido en una institución tan cerrada?”, preguntó el historiador sobre el Ejército.
“Hay que repensar y replantear el tema del alejamiento entre el Ejército y la sociedad”, añadió.
Meyer explicó que, en la práctica, el Ejército Mexicano sólo actúa contra los mexicanos.
Sistema agotado
John M. Ackerman
Las viejas estrategias
del régimen priísta para la desactivación de las protestas sociales ya
no funcionan como antes. Hoy, cuatro meses después del surgimiento
simultáneo de dos podla nueva historia ya empieza a
escribirse.erosos movimientos –uno desde la Escuela Normal
Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa y el otro en el Instituto Politécnico
Nacional–, ambos se mantienen más fuertes que nunca. Tanto el movimiento
urbano como el levantamiento rural continúan con gran iniciativa
imponiendo a los de arriba las reglas de los de abajo.
El ingreso de civiles desarmados a las instalaciones del 27 batallón
en Iguala, el pasado lunes 12 de enero, en busca de sus hijos y colegas
desaparecidos, fue un acontecimiento sin precedentes en la historia de
México. Evidenció el contundente avance del poder popular en Guerrero y
en todo el país. Después de meses de haber insistido en el ingreso a los
cuarteles militares y recibido solamente evasivas de las autoridades,
los padres de familia terminaron unilateralmente la espera e ingresaron
directamente sin pedir permiso a absolutamente nadie.Aquella valiente acción no constituyó de ninguna manera una
provocacióno un
retoa la autoridad, sino que fue simplemente la materialización del enorme poder y legitimidad social que ha acumulado el movimiento desde el pasado 26 de septiembre. La policía comunitaria de Guerrero cuenta con armas de alto poder y se encuentra aliada plenamente con el movimiento de Ayotzinapa. Si lo que buscaban era provocar a la autoridad hubieran podido hacerlo sin problema, pero en lugar de disparar optaron por la vía de la acción social.
Lo mismo ha ocurrido con la instalación de decenas de concejos populares a lo largo y ancho de Guerrero. En lugar de tomar el poder con las armas, en municipios como Tecoanapa y Ayutla de los Libres, el movimiento social ha logrado desplazar a las autoridades formalmente constituidas con la fuerza de la razón y la legitimidad social.
La decisión del movimiento popular en Guerrero de optar por la vía desarmada es digna de reconocimiento. Marca una diferencia histórica radical con los movimientos guerrilleros de los años setenta.
Los verdaderos
provocadoresentonces no son quienes buscan por todos los rincones del país a sus hijos desaparecidos, sino otrora
luchadores sociales, como Isabel Miranda de Wallace y Alejandro Martí, quienes cínicamente se han pronunciado contra la liberación de presos políticos, como Nestora Salgado. Otro provocador sería el fundador del Grupo Bimbo, Roberto Servitje, quien se ha quejado de que al caso de los desaparecidos de Ayotzinapa
se le ha dado una dimensión que no tiene. El gobernador interino de Guerrero, Rogelio Ortega, también se ha sumado al juego de la descalificación y la división al llamar
promotores de la violenciaa quienes luchan por limpiar al narcogobierno en el estado.
Los estudiantes del Politécnico también han podido evitar
tanto la ingenuidad como la radicalización. El levantamiento del paro no
ha implicado de ninguna manera el fin de la movilización, sino apenas
el inicio de la lucha estudiantil. La renuncia de 24 de los 44
directores de escuelas del IPN la semana pasada dejó en claro que los
alumnos mandarán y las autoridades tendrán que obedecer durante la nueva
etapa de la institución. Tal y como señaló la vocera de los estudiantes
en la clausura de la mesa de diálogo con las autoridades el pasado 8 de
diciembre: “No venimos a pedir nada. Hemos venido a tomarlo todo.
Porque los derechos no se piden, se exigen. No se mendigan, se toman….
Nuestra trinchera es el Politécnico, pero nuestro objetivo es el cambio
nacional” (http://ow.ly/HwGfi).
Mientras, en el caso Ayotzinapa el gobierno federal busca
Estas medidas mediáticas no cambiarán nada mientras no se atienden las raíces de impunidad estructural que todos los días genera más de una docena de desaparecidos en el país. Tal y como ha aclarado el siempre lúcido Omar García, en entrevista con Sanjuana Martínez en La Jornada: “El brazo armado del Estado es el Ejército, y como tal es lo más podrido que hay dentro del Estado mexicano. Mientras no se toquen las estructuras del Ejército de nada sirve que cambie el gobierno…. El tiempo siempre trae la verdad. Si están vivos nuestros compañeros o están muertos, fue el Estado”.
Con su típico coctel de promesas vacías, represión, e infiltración, el régimen busca fomentar el cansancio, la radicalización y el olvido entre la sociedad. También espera lavar sus fechorías en el torbellino electoral que ya se acerca. Pero los nuevos líderes sociales, en Guerrero, Distrito Federal, Puebla, Sonora, Morelos y en todo el país han demostrado que se encuentran un paso adelante del poder. El guion autoritario se ha hecho añicos y la nueva historia ya empieza a escribirse.
www.johnackerman.blogspot.com
Twitter: @JohnMAckerman
Mientras, en el caso Ayotzinapa el gobierno federal busca
superarla crisis política anunciando que ya
se agotarontodas las líneas de investigación y que pagará la exorbitante suma de un millión de dólares a un equipo de cinco expertos para limpiar la imagen internacional del gobierno. También ha invitado al ombudsman nacional, Luis Raúl González Pérez, a realizar un paseo en un solo cuartel del Ejército.
Estas medidas mediáticas no cambiarán nada mientras no se atienden las raíces de impunidad estructural que todos los días genera más de una docena de desaparecidos en el país. Tal y como ha aclarado el siempre lúcido Omar García, en entrevista con Sanjuana Martínez en La Jornada: “El brazo armado del Estado es el Ejército, y como tal es lo más podrido que hay dentro del Estado mexicano. Mientras no se toquen las estructuras del Ejército de nada sirve que cambie el gobierno…. El tiempo siempre trae la verdad. Si están vivos nuestros compañeros o están muertos, fue el Estado”.
Con su típico coctel de promesas vacías, represión, e infiltración, el régimen busca fomentar el cansancio, la radicalización y el olvido entre la sociedad. También espera lavar sus fechorías en el torbellino electoral que ya se acerca. Pero los nuevos líderes sociales, en Guerrero, Distrito Federal, Puebla, Sonora, Morelos y en todo el país han demostrado que se encuentran un paso adelante del poder. El guion autoritario se ha hecho añicos y la nueva historia ya empieza a escribirse.
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