fe de erratas

4 feb 2010

¿En dónde perdimos el rumbo?

¿En dónde perdimos el rumbo?
  Alejandro Páez Varela              El  Universal                 Octubre  2009
 
¿En qué momento dejamos de aspirar a la grandeza? En una plática privada alguien recordaba con cierta amargura cómo hace unas semanas el país entero se debatió por la construcción de una simple refinería, y unos cuantos años antes la sola idea de hacer un nuevo aeropuerto puso al gobierno federal de cabeza y lo confrontó con ciertos grupos sociales con los que simplemente no supo negociar. Una refinería. Un aeropuerto. Híjole. ¿Qué nos pasó? ¿En qué momento abandonamos el sueño de ser grandes, de poner en alto a México? 
Hacíamos cuatro, cinco refinerías sin tanto escándalo. Seis aeropuertos. Una Ciudad Universitaria con decenas de facultades y edificios y torres. Dígale a Agustín Carstens que necesitamos hospitales, escuelas públicas, carreteras, presas. Dígale a Felipe Calderón que nos urgen buenos gobernantes y menos amiguitos en el poder; que se necesita que cumpla una mínima parte de lo que prometió en campaña. Se van a ir para atrás. Que no hay dinero, amigos, y ya. Que no es el modelo económico sino una insuficiencia de fondos. Ja.

Ni uno ni otro tienen plan b, por supuesto. Si el plan a nos lleva al abismo, pues ni modo. Carajo, mexicanos.
No sabía cómo empezar este artículo. Preferí hacerlo sin dorar la píldora, disculpe. Hace tiempo que quiero declararme en rebeldía contra mí mismo. No sé qué tanto habré aportado a este país, pero seguramente fue muy poco. O nada. Dudo mucho que mi generación haya aportado algo, de verdad. Somos una generación adormilada, sometida, desvencijada. Desencantada. Así me siento; así nos siento. Tome usted casi cualquier fuente, casi cualquier base de datos, y podrá enterarse tristemente de que México ha perdido el liderazgo regional en muy poco tiempo, en casi todos los rubros.
Bolivia, Costa Rica, Nicaragua nos ganan en educación, hágame usted el favor. Este año, todos los países centroamericanos que tuvieron una guerra civil larga, costosa y sangrienta nos darán lecciones de crecimiento económico, de empleo, de baja inflación. Una vergüenza. De hecho, este país es el que menos crecerá ¡en el mundo!, sólo después de Singapur. La mitad de los mexicanos vive en la miseria. Somos un fracaso en ciencia y tecnología. Para qué le sigo. Chéquese los indicadores de Banco Mundial, de la OCDE, de la Cepal. Dígale a Carstens que nos explique por qué la economía se ha desplomado y millones de mexicanos han pasado en automático a la miseria. Dígale a Calderón que, sin culpar a otros (como al Congreso), nos diga cómo llegamos a esta insolvencia. Carajo, mexicanos. 

La semana que inicia el país debatirá el presupuesto de egresos del 2010 y, ¿sabe qué?, espere que nuestros políticos de quinta categoría nos salgan con el mismo parche con el que nos han salido en los últimos 20 años. Sólo reformas para cobrar más a los que están cautivos. Nada nuevo, señores: habrá menos dinero para educación, menos para salud o para ciencia y tecnología. Menos para el futuro. Menos para las siguientes generaciones. Sólo mezquindad y malos gobiernos. Carajo, mexicanos: nuestra siguiente liga, al paso que vamos, serán los países africanos. Y sólo algunos.

Hace tiempo, como decía, quiero
declararme en rebeldía contra mí mismo. No son ganas de inyectar desánimo; creo que debemos ser realistas. No hemos hecho las cosas como debiéramos; no me esforcé lo suficiente, siento. Nuestra gran desgracia son nuestros políticos, usted lo sabe, pero les aguantamos todo.
Dígale a Carstens que qué decepción. Dígaselo a Calderón. Me lo estoy diciendo a mí mismo, y digámoselo a nuestra generación, la adormilada, la sometida, la desvencijada. La desencantada.


comentario de Andres del gpo  Resistencia  México----
creo que todos estaremos de acuerdo no? lastima que con la anterior columna el escritor se despidió del universal...ni hablar, quiza de los únicos en ese espacio que no tiene pelos en la lengua, o cheques del gobierno para callarse

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