Página desactivada, rechazo de servidores, cuentas congeladas… hasta ahora nada ha podido detener el poder y apoyo internacional hacia WikiLeaks.
Por Joby Warrick and Rob Pegoraro
Por Washington Post 10/12/2010 -
Categoría: Actualidad
En los últimos días, la existencia de WikiLeaks ha sido gravemente amenazada.
Su página principal fue desactivada, su cuenta de PayPal fue congelada y su servidor de Internet los corrió. El resultado: WikiLeaks ahora tiene más fuerza que nunca, por lo menos si se mide por su habilidad de seguir publicando documentos en línea.
La semana pasada, el número de sitios “espejo” -clones de la página principal de WikiLeaks- creció de unas cuantas docenas a más de 200. Hasta hace dos días, el número sobrepasaba los mil.
Al mismo tiempo los “ciberactivistas” o “hacktivistas” que apoyan a WikiLeaks están a la ofensiva, atacando vengativamente a todas las empresas que han cortado vínculos con el grupo, al igual que aquellos que se perciban como enemigos.
El miércoles, los hackers bloquearon brevemente el acceso a la página de MasterCard, quien anunció que ha dejado de procesar donativos para el grupo.
La supervivencia de WikiLeaks depende de un gran número de incertidumbres, que incluyen la suerte de Julian Assange, quien está detenido en Gran Bretaña mientras espera una posible extradición a Suecia por las acusaciones de violación sexual.
Pero la resistencia de la página ante ataques consecutivos ha resaltado la lección ya aprendida por algunos gobiernos represivos que tratan de controlar el Internet: es casi imposible hacerlo.
Expertos, entre ellos algunos de los arquitectos de la Red, dicen que el propio diseño del Internet hace más difícil el bloqueo de la página de WikiLeaks.
“El Internet es un sistema muy abierto con barreras muy bajas”, dice Vint Cerf, vicepresidente de Google y coautor del sistema TCP/IP, el idioma básico de la comunicación entre computadoras en el Internet.
“La facilidad de mover información digital dificulta la represión”.
Mientras que un grupo de “ciberactivistas” atacó MasterCard, parte de la Operación “Payback”, como fue llamada, otros activistas anónimos han atacado a PayPal y a Visa, dos empresas que también cortaron sus servicios a WikiLeaks diciendo que violaban sus condiciones y términos de servicio.
Las páginas de la fiscalía sueca y de un abogado sueco también han sido blancos, al igual que la rama bancaria del servicio de correos suizo que congeló la cuenta de Assange.
La invulnerabilidad de WikiLeaks demuestra el poder de los medios en la Red, no solo para atacar a gobiernos sino también a los medios tradicionales.
El grupo presume ser una organización sin país que tiene seguidores en todo el mundo, pero no una matriz que pudiera ser vulnerable a la presión legal y política. La infraestructura de la organización de la Red está distribuida en diferentes continentes, entorpeciendo intentos de bloqueo.
Expertos dicen que por estas razones, WikiLeaks sobrevivió cuando su página principal, www.wikileaks.org, fue desactivada por el administrador del portal en New Hampshire. En unos cuantos días ya se había apuntado con otras empresas en Europa, Canadá y Asia.
Al mismo tiempo, WikiLeaks publicó una petición a sus seguidores de administrar sitios “espejo”. Cientos de servidores individuales de todo el mundo se apuntaron a la tarea.
WikiLeaks también encontró nuevos caminos para procesar donativos después de que PayPal y MasterCard anunciaron que no aceptarían pagos para la organización. Todavía no se sabe si esto haya afectado la estabilidad financiera del grupo.
Paul Vixie, presidente de Internet Systems Consortium, empresa especializada en la infraestructura del Internet, dice que inevitablemente los intentos de restringir o bloquear el acceso a estas páginas a través de presiones financieras o regulatorias, se quedarán cortos por las mismas razones que los reguladores gubernamentales no han podido cerrar a los proveedores de spam o empresas criminales en la red.
“Es muy difícil controlar algo que es ilegal en un país pero legal en otro, aunque sí se puede decir que se han logrado filtrar algunas páginas en países que no las permiten”, dijo Vixie.
“Si WikiLeaks está dispuesto a gastar lo mismo que los criminales electrónicos… probablemente pudiera permanecer en línea para siempre”.
“Puedo usar mi tarjeta para enviar dinero al Ku Klux Klan, a fanáticos antiaborto o a homofóbicos intolerantes, pero no puedo usarla para mandar dinero a WikiLeaks”, dice Jeff Jarvis, crítico mediático y director del programa interactivo de periodismo en la Escuela de Graduados de Periodismo de la Universidad de la Ciudad de Nueva York.
“The New York Times publicó los mismo documentos. ¿Le decimos a Visa y a MasterCard que dejen de recibir pagos del periódico?”
(c) 2010, The Washington Post
Foto: AP
Traducción: Analucía Cuéllar
http://www.reporteindigo.com/lodehoy/wikileaks-mas-fuerte-que-nunca
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