Wikileaks
Natalia Colmenares (@natcolmenares)
SDP 02 de Diciembre, 2010
El hombre más perseguido del planeta, el "terrorista" más buscado no es Bin Laden, sino un periodista heterodoxo, Julian Assange, fundador y director de Wikileaks.
Mal está el mundo si sus gobiernos se toman en serio una orden de arresto internacional contra un ciudadano pacífico cuyo único pecado ha sido dar a conocer los secretos mejor guardados (que no lo estaban tanto, por cierto) de la diplomacia de Estados Unidos.
¿Es un fugitivo el señor Assange? Según el diario británico The Independent, no lo es, ya que Scotland Yard lleva más de un mes en contacto con sus abogados, lo tiene perfectamente ubicado y podría detenerlo en el momento en que se le pegara la gana.
Dice The Independent: "Assange, de 39 años y nacionalidad australiana, dio a la Policía Metropolitana sus datos de contacto cuando llegó a suelo británico el pasado octubre. Fuentes policiales citadas por la prensa de Londres confirmaron que tienen su número de teléfono y saben dónde se encuentra".
Si se le arresta, será la mayor injusticia de la historia. Por cierto, los procesos contra Assange huelen a podrido, ya que no solo se le persigue por haber difundido los secretos del gobierno estadounidense, sino también, en Suecia (en lo que parecen cargos artificialmente fabricados), por acusaciones de violación y acoso sexual.
Para los que no estén muy al tanto de esta historia, daré algunos datos que he podido obtener buscando por aquí y por allá acerca de qué es Wikileaks y del hombre que está detrás de este proyecto que trae de cabeza al mundo.
Wiki, en hawaiano, significa "rápido". Por lo tanto, WikiLeaks quiere decir "filtraciones rápidas". Aunque se parece al nombre de la famosa Wikipedia, nada tiene que ver una cosa con otra.
Wikileaks nació en 2006 para dar a conocer "documentos filtrados de carácter sensible relacionados con temas gubernamentales, religiosos o corporativos preservando en todo momento el anonimato de la fuente de la que proceden".
El actual director de Wikileaks es Julian Assange, australiano. Su servidor principal está alojado en Suecia y no es mucho más lo que se sabe de esa empresa. Su jefe de comunicación, desde 2010, es Kristinn Hrafnsson, quien reemplazó a Daniel Domscheit-Berg, que había sido despedido por discrepancias con Assange.
Desde luego, en la era del mercado libre, Domscheit lanzará su propio portal de filtraciones para competir con Wikileaks.
Está claro que Assange quiere hacer de Wikileaks una empresa rentable. Ya tiene razón social y domicilio fiscal: Sunshine Press Productions (SPP), ubicado en Islandia, que es según la prensa española el paraíso de la libertad de expresión.
Aparte de Assange, participan en Wikileaks, entre otros, Ingi Ragnar Ingason, famoso periodista de investigación de Islandia; Kristinn Hrafnsson, vocero de Wikileaks, y Gavin MacFadyen, profesor de periodismo en la Universidad de Londres y fundador del Centre for Investigative Journalism.
A Wikileaks le interesa poner a temblar a los gobiernos del mundo con sus revelaciones, pero también a los grandes grupos mediáticos. Assange ha dicho que "tenemos que repensar nuestra comprensión de cómo funciona el poder político. Los medios de comunicación establecidos son parte del problema. ¿Por qué alguien quiere leer lo que ha escrito un periodista? Son ignorantes y tú no lo eres. Los periodistas tratan a los lectores como los padres tratan a los niños".
Han hecho tan buen trabajo los señores de Wikileaks que esta empresa ya es considerada, al menos por el gobierno de Estados Unidos, como una organización terrorista. Se entiende que se vea así a Wikileaks, que puso en aprietos al país más poderoso del mundo al difundir el espionaje que sus embajadores realizan en todas partes y que, pronto, lo ha prometido, dará a conocer una megafiltración relacionada con un gigantesco banco estadounidense.
Desde luego, mi corazón está con Wikileaks y no con el gobierno de Estados Unidos, ya que la gente tiene derecho a saber lo que hacen los poderosos. Y vaya que Wikileaks nos ha dado información de sobra:
1. Los más de 300 mil informes del Departamento de Estado de Estados Unidos y sus embajadas de todo el mundo. Una filtración histórica que Wikileaks dio en exclusiva a algunos de los grandes medios que combate, como The Guardian, del Reino Unido; The New York Times, de Estados Unidos; Le Monde, de Francia, y El País, de España.
2. Un video militar estadounidense que exhibe la matanza del fotógrafo de Reuters Namir Noor-Eldeen y de otros once civiles en Bagdad. Los soldados estadounidenses se mofaban del empleado de Reuters mientras agonizaba.
3. Correspondencia entre la Unidad de Investigación Climática de Naciones Unidas y la Universidad de East Anglia en los que los científicos debaten la validez científica del cambio climático.
4. Publicación de una lista de 13 mil nombres de miembros del ultraderechista Partido Nacional Británico.
5. Correos electrónicos de la cuenta personal de Sarah Palin.
6. Transcripción de conversaciones entre políticos peruanos y empresarios en los que se reparten contratos petroleros.
Pocas instituciones han hecho tanto por la democracia difundiendo información que la gente tiene derecho a conocer como Wikileaks. Desde aquí, todo mi apoyo a su injustamente perseguido fundador y director.
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