Las mujeres: Clave para la Transformación Nacional
Polimnia Romana
SDP 03 de Enero, 2011 - 00:00 2 comentarios
Para salir de esta crisis de horror y muerte por la que atravesamos, principalmente las mujeres, no basta la buena fe. Requerimos de herramientas que nos permitan enfrentar la violencia sin violencia.
El analfabetismo que en vez de disminuir ha ido en aumento, la sumisión al mundo machista y la tolerancia mal entendida son factores que aumentan el riesgo de las mujeres, no sólo en Ciudad Juárez sino en todo el territorio.
Exigir justicia llevó a Marisela Escobedo a encontrar la muerte y dio un mensaje aterrador: no protestar para continuar con vida.
Pero, ¿qué clase de vida nos espera si no ocurre el anhelado cambio que necesita este país?
En las manos de la mujer está la posibilidad del cambio, y eso lo saben los violentos que arremeten contra nosotras.
Las mujeres tenemos la capacidad de transformar la vida y hacerla menos trágica. Las mujeres somos luchadoras incansables, creativas y creadoras. Las mujeres contamos con una intuición que nos permite prever antes de actuar.
Necesitamos organizarnos, no en círculos feministas, sino dentro de nuestra comunidad para salvarnos unas a otras.
En las manos de la mujer está el destino de las próximas generaciones. Cumplir nuestra misión puede ser el principio del cambio. Dentro de las filas del Movimiento por la Transfromación del País, somos millones las mujeres que no hemos claudicado y estamos dispuestas a seguir luchando de manera pacífica.
En el campo abandonado por el Estado y por los hombres que se fueron a buscar del otro lado el sustento, la mujer sigue arando la tierra y levantando cosechas para alimentar a sus hijos.
Ante el macho que abandona a la mujer para satisfacer su egoísmo, la mayoría de las esposas siguen trabajando y sacan adelante a la familia, haciendo el papel de madre y padre.
Las viudas, en vez de deprimirse convierten su dolor en fuerza y siguen adelante.Las ancianas adoran a sus nietos y suplen el papel de las madres que tienen que integrarse al trabajo para que alcancen las tortillas y los frijoles. Esas son nuestras herramientas: la dignidad, el coraje, la fuerza, la intuición, el instinto, el amor a la vida, a los hijos, a la tierra, a la familia, a la patria.
Con estas herramientas podemos participar activamente, ser protagonistas del cambio y no espectadoras de las tragedias. Protestemos ante las injusticias trabajando, sacando lo mejor que tenemos, que es mucho, para impedir que nos sigan matando para debilitar nuestro territorio, porque ese es el fin último de esta guerra tramada desde Washington.
Los hombres pedirán ayuda militar para combatir al enemigo con el enemigo, otros huirán para salvar el pellejo. Sólo las mujeres somos capaces de mantenernos firmes y de pie, como los árboles, para defender lo que nos pertenece y para reinstaurar la paz. Sólo en las manos de una mujer digna y fuerte existe la posibilidad de anteponer el bien común al individualismo. Ante el dolor de las que se han ido de manera injusta, cuyas muertes no serán investigadas, saquemos el coraje y la fuerza para seguir adelante porque detrás de nosotras están los nuevos hijos de la patria.
http://www.sdpnoticias.com/sdp/columna/polimnia-romana/2011/01/03/1186972
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