Calderón y Azcárraga quebraron Mexicana de Aviación (y Videgaray se lava las manos)
I. El colosal fraude y lavado de dinero
del fugado Gastón Azcárraga (inversionista en la cadena de hoteles
Posada) y el favoritismo desde Salinas, Zedillo, Fox y Calderón para las
empresas de aviación de los juniors del alemanismo (hijo y nieto
del expresidente Miguel Alemán Valdés, 1946-1952), para favorecer a
Pedro Aspe y a otros empresarios que fueron avisados de que inducirían
la quiebra de Mexicana de Aviación, fueron los factores fundamentales
para echar al desempleo a más de 8 mil de sus trabajadores. Fue una
maniobra dirigida, consentida y avalada sobre todo por el foxismo y por
el alcohólico Calderón. Muy parecida a la de Salinas para entregarle
Teléfonos de México a Slim, quien ahora se disputa con Televisa el botín
de las telecomunicaciones.
III. Esta es la receta que dicta
el neoliberalismo económico y el desprecio obrero del actual secretario
del ¡Trabajo y Previsión Social!, Alfonso Navarrete Prida, consumando
así una violación más a los derechos humanos universales, que
constantemente le echan en cara a Peña los organismos internacionales
por su farsa de respetarlos de dientes para afuera. Ésta es una quiebra maquinada desde las entrañas del poder presidencial desde el foxismo, confirmada por el becario de Hard-Bar, quien ya está de regreso para maniobrar a través de su títere Ernesto Cordero. Y contando además con la participación del peñismo de Videgaray, quien se lavó las manos con su velada acusación a Calderón. Y cuando el peñismo pudo hacer gala de ser el salvador de México (como presumió en la revista Time,
en una edición especial pagada por David López), hizo todo lo contrario
y cooperó en la quiebra; y luego se lamentó en su cuenta de Twitter,
por donde ahora tira la piedra y esconde la mano.
El dizque empresario Gastón, de los
Azcárraga, anda prófugo y vive en la impunidad con los millones robados a
Mexicana de Aviación y el lavado que hizo de sus ingresos; como
de lo que robó a los trabajadores, a quienes no les queda más que
rebelarse hasta las últimas consecuencias contra Navarrete Prida, contra
el juzgado que decretó la quiebra, contra el Tribunal Federal de
Conciliación y Arbitraje y contra el régimen peñista, que optó por la
complicidad con Calderón y Fox.
*Periodista
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