Jorge Ramos opina: “Lógica mexicana”
Por Jorge Ramos Avalos
“Los gobiernos asediados -ya lo vimos también en Argentina- son muy peligrosos: pierden los límites”
"Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba ahí." Augusto Monterroso.
En México la lógica y la justicia
están rotas. ¿Quién debe perder su puesto: el que comete un acto de
corrupción o quien lo denuncia? Claro, debería perderlo quien es
corrupto. Pero en México, siguiendo la lógica del mundo al revés, quien
comete el acto de corrupción se queda en su puesto y quien lo denuncia
es despedido. Es la lógica mexicana del poder: matar al mensajero.
Estos son los datos. Hace cuatro
meses la periodista Carmen Aristegui y su equipo de investigadores
denunciaron que la esposa del presidente de México, Angélica Rivera,
incurrió en un grave conflicto de interés al comprar y financiar una
casa -valorada en $7 millones de dólares- a Higa, un contratista del
gobierno. Higa, actualmente, tiene contratos por varios millones de
dólares con el gobierno mexicano.
La inusual transacción -¿qué
mexicano puede recibir un trato similar de un contratista?- hizo
preguntarse a muchos si la residencia -conocida como la "Casa Blanca"-
se vendió en circunstancias muy favorables a cambio de contratos
gubernamentales. ¿Casa por favores?
Pongámoslo en perspectiva: si
Michelle Obama hubiera financiado una casa privada con un contratista
del gobierno estadounidense, su esposo, Barack Obama, ya no estaría hoy
en la verdadera Casa Blanca. Eso no es ético, ni transparente.
Imposible saber si hubo presiones
de la presidencia de México a la empresa MVS para despedir a Aristegui.
Pero ella sospecha que sí las hubo. Todo "nos hace pensar que hubo una
intervención gubernamental", dijo la periodista en una declaración. "No
es un conflicto entre particulares." Se trata de un "manotazo
autoritario."
La lógica y la justicia sugerirían
que un fiscal independiente o una comisión del congreso investigue a
fondo el aparente conflicto de interés del presidente y su esposa en la
compra de la casa. Pero, en cambio, el presidente nombró a un subalterno
y miembro de su gabinete -Virgilio Andrade- para que lo investigara.
Nadie le va a creer. El
investigador Andrade tiene colgada una gran foto del presidente en su
oficina, según constató el diario español El País. La designación de
Peña Nieto fue tan tonta, burda e infantil que hasta parece un juego.
Pero es la lógica mexicana del poder: hazles creer que haces aunque no
hagas nada.
Otro ejemplo. Cuando el Papa
Francisco comentó en una nota a un amigo que le preocupaba la
"mexicanización" de Argentina -refiriéndose al aumento de la
narcoviolencia-, el gobierno de Peña Nieto inmediatamente se quejó. Pero
en lugar de preocuparse por lo que diga el Papa y de la mala imagen de
México, primero habría que reconocer que la mayoría de los crímenes en
México no se castigan. Además, desde que Peña Nieto llegó al poder más
de 37 mil mexicanos han sido asesinados, de acuerdo con cifras
oficiales. La nueva lógica mexicana es que hasta el Papa la trae contra
México.
Un ejemplo más. Me encantan las
campañas turísticas del puerto de Acapulco -"Habla bien de Acá"- y del
estado de Michoacán -"Un destino que lo tiene todo, solo faltas tú". Las
fotos son espectaculares. Pero, ¿cómo promueves el turismo en lugares
donde matan estudiantes, periodistas y civiles? Es la lógica mexicana
del poder: tratar de imponer la imagen por encima de la realidad.
Esperan, absurdamente, que la propaganda haga olvidar los asesinatos
diarios en Guerrero y Michoacán.
Lo que estamos viendo en México en
estos momentos es a un gobierno a la defensiva -con actos de verdadera
desesperación- y a una sociedad civil -cada vez más grande, consciente y
poderosa- que no se deja. Los gobiernos asediados -ya lo vimos también
en Argentina- son muy peligrosos: pierden los límites, se aíslan, tratan
de imponer su (i)lógica y hacen cualquier cosa -¡cualquiera!- para
sobrevivir. Así está el gobierno de Peña Nieto. Aristegui lo describió
como un "vendaval autoritario."
Entendamos. El poder nunca se hace
hara-kiri. El poder nunca entrega el poder: hay que arrancárselo. Y como
el Congreso y la oposición política en México son tan tibios, cómplices
y miedosos, le ha tocado a los periodistas independientes y a los
estudiantes y a los maestros -y a todos los ciudadanos de a pie- pelear
por un país más justo y democrático.
Cuando el poder abusa, el
periodismo tiene que ser contrapoder. Y en México tenemos grandes y
valientes mujeres periodistas. Además, México ya está listo para un
revolcón político. No tarda. Los indignados son muchos. Puede surgir un
movimiento -o muchos- como Podemos pero a la mexicana, antisistema, sin
las ataduras chavistas, menos dogmático y más incluyente.
La voz de Carmen Aristegui y de su
equipo no se va a apagar. Este no es el México del 68, ni de Echevarría o
de Salinas de Gortari. Aristegui -y una maravillosa generación de
jóvenes comunicadores mexicanos en las redes sociales y en internet-
están del lado correcto de la historia y están luchando por un México
nuevo.
Lo que pasa es que el México viejo no acaba de morir; el dinosaurio sigue ahí, herido, y está dando manotazos.
©Univision.com
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