fe de erratas

8 nov 2014

Día nublado

  Están muertos pero están vivos

Jesús Murillo Karam, titular de la PGR. Foto: Octavio Gómez
Jesús Murillo Karam, titular de la PGR.
Foto: Octavio Gómez
MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- La larga noche de los padres de Ayotzinapa aún no termina.
Jesús Murillo Karam, el hombre frío y “defensor” de los mexicanos, decidió junto con su jefe Enrique Peña Nieto mantener en el limbo el dolor de los padres pero con la certeza de que, para el gobierno, los 43 normalistas ya están muertos. Un asunto que a ojos del mundo se pretende cerrar.
Ante la caída de la imagen del gobierno peñanietista en el exterior, pereciera que sus operadores decidieron actuar y emprender un juego cruel, de mensaje impreciso y manipulable a conveniencia: esperanzador por un lado, de catapulta por otro.

Jesús Murillo Karam lanzó la moneda de dos caras. En una dice, “están muertos”, la otra “están desaparecidos”. El juego perverso se inclinará dependiendo de quién lance la moneda.
Si son mercado internacional y gobiernos extranjeros quienes la lanzan, caerá del lado “están muertos”, teniendo la certeza de que las autoridades buscaron por “tierra y agua” a los jóvenes de manera tan intensa que lograron detener a más de 70 personas y, en forma “dolorosa” descubrió que “los malos” forjaron una pila humana con “44 ó 43” estudiantes para quemarlos y esparcir sus restos en un río. Entonces la percepción será: el gobierno actuó y no hubo impunidad.
Si quien lanza la moneda es la sociedad, por lo menos para un sector caerá del lado “están desaparecidos”. Éstos sostendrán que el gobierno es tan honesto que aceptó no poder determinar con certeza si los restos humanos sacados del río son o no de los normalistas por lo que, “en búsqueda de la verdad” pedirá a la Universidad de Innsbruck un análisis de ADN de mitocondria. 

Aquí quienes tenían algunas dudas por la otra versión, con ésta se convencerán y dejarán en su corazón la esperanza de que están vivos y reconocerán en el gobierno sus esfuerzos por llegar hasta donde fue posible. Este mensaje es para la sociedad mexicana, no para el extranjero.
Del lado que caiga la moneda, el gobierno construyó un mensaje sobre bases reales, salpicado de declaraciones inverosímiles, de discursos mitad verdad, mitad mentira. Por ejemplo, real es que el expresidente municipal de Iguala y su esposa tienen relación familiar con el grupo delictivo Guerreros Unidos. Nadie de la sociedad lo pone en duda, por lo tanto, la mano ejecutora serán unos desalmados sicarios de la organización.
Para hacer más creíble la hipótesis original, el hábil y frío Murillo Karam logró capturar a los autores materiales, quienes frente a cámaras de video aceptaron su deleznable crimen.

Un mes necesitó el gobierno para eslabonar la historia. Pero hay preguntas básicas sin respuesta: ¿Cuál fue el móvil de Guerreros Unidos para ejecutarlos? ¿Por qué Murillo acepta la declaración de tres detenidos que dicen quemaron a 44 ó 43 y la ofrece a los medios de comunicación como verdad única? ¿Por qué no hizo lo mismo cuando el llamado líder de Guerreros Unidos, Sidronio Cassarrubias, detalló mismo crimen, misma quema pero reduciendo la cifra a 17 jóvenes?
Ese video no lo vimos pero lo leímos en diario Reforma y no hay que olvidar que este hombre fue detenido el 17 de octubre y ese día rindió declaración ministerial. Y qué acaso es el único grupo criminal de la zona, ¿y La Familia, y Los Rojos, y las alianzas de éstos con otras autoridades que no sólo pueden ser las policías?
El juego perverso es que aunque el gobierno da por válida la versión de tres presuntos sicarios al ofrecerla vía video a todo México, por otro dice que están en calidad de “desaparecidos”. Sin certeza pero con eficiencia el gobierno actúa, es el mensaje, de total ambigüedad.
Pareciera que lo importante no es la verdad sino la “percepción”. Y en este mover de piezas hay una que Murillo prefiere no se toque, incluso ¡avala! en su omisión. Se trata del Ejército.
¿Por qué no actuó cuando los jóvenes les pidieron ayuda? ¿Por qué no se le investiga? La respuesta está en lo que en tono molesto dijo Murillo a la reportera María Idalia Gómez cuando lo inquirió sobre ello: “El Ejército, como todos los ejércitos del mundo, se mueven sólo por órdenes. Yo nomás quiero saber a quién hubiera apoyado? Obviamente a la autoridad, hubiera sido peor, mucho peor, qué bueno que no salió”. El mensaje es, al Ejército no se le toca.
Uno decide qué lado de la moneda de Murillo le acomoda mejor o si de plano decide tirar la moneda a la basura y como los padres ofendidos, dolidos de Ayotzinapa, determina exigir la verdad real y no dejar en la impunidad a todos los involucrados, sea Estado, sean partidos.
 http://www.proceso.com.mx/?p=387045

          Día nublado                                  


crisis
Por: Cecilia Lavalle*


Estoy cansada. Acaso es la menopausia. Acaso es el hartazgo y la desesperanza que me visitan sin que yo les espere ni les dé la bienvenida. Acaso sólo es que amaneció nublado.

Estoy cansada de mi país. No. Estoy cansada de quienes gobiernan mi país. Estoy cansada de ponerle optimismo a esta democracia que se parece a la anarquía en algunas entidades y a la dictadura en otras.

Estoy cansada de poner las noticias para saber del horror del día. Para indignarme por la indolencia de la mañana. Para detestar la omisión de la tarde. Para enojarme del cinismo que llega con la noche.

Hoy son los 43 de Ayotzinapa. Pero ayer eran las 49 niñas y niños de la Guardería ABC. Y antier, los más de 70 migrantes asesinados. Y anteayer, las centenas de mujeres desaparecidas de Ciudad Juárez.

¿Cuántas mujeres debieron desaparecer en Ciudad Juárez? ¿Cuántas debieron aparecer asesinadas? ¿Cuántas madres debieron convertirse en activistas sociales buscando a sus hijas?

¿Y luego? Luego la constatación de que en todo el país sucedía. Luego la invención de la palabra feminicidio para nombrar el específico horror que significa que la vida de una mujer no valga nada.

¿Y después? Después el hoyo negro. El discurso de “es un asunto relacionado con el crimen organizado”. Ahí cabe todo. Caben las desparecidas de ayer y de hoy. Caben las personas migrantes de las que nadie sabe. Caben los jóvenes de Ayotzinapa. Y como todo hoyo negro es todo y es nada. Ahí todo se diluye, se esfuma.

Hoy es el alcalde de Iguala y su esposa. Pero ayer y antier y anteayer eran todos y nadie. Y siempre la impunidad.

Estoy cansada de ver ciudades atrincherándose: subiendo bardas, poniendo rejas, colocando cercas eléctricas, instalando alarmas.

Estoy cansada de ver a mi país dividido en zonas feudales. “Por aquí no se transita, es la zona de ellos”. “Por acá no pases de noche, es territorio de aquellos”.

Estoy cansada de ver militares transitando por calles y carreteras. Cansada de los retenes de policías federales, estatales o municipales. Y en todos los casos prender mis alarmas, porque, en realidad, no se sabe quién es quién, quiénes son los nuestros y quiénes “los ellos”, “los aquellos”.

Estoy cansada de escribir en voz baja, de cuidar el sustantivo, de omitir el adjetivo. Estoy cansada de hablar en voz baja.

Estoy cansada de temer por mi hija sólo porque es mujer; de no tener argumentos para decirle a mi hijo que su patria sí tiene futuro. Estoy cansada de imaginarles más seguros, con mejor futuro lejos de aquí.

Sí, estoy cansada de ver a mi país desmoronándose.

Y sí, sí creo firmemente que un mundo mejor es posible. Y lo construyo desde mis espacios, junto con otras y otros, trabajando por la igualdad entre mujeres y hombres, trabajando por los derechos políticos de las mujeres, trabajando por los derechos de las mujeres.

Y sí, sí creo que somos muchas personas las que somos buenas ciudadanas y buenas personas. Y sí, sí creo que vientos mejores han de soplar.


Sólo que hoy estoy cansada. Ha de ser que el día está nublado. Y yo me llevo mejor con el sol.

Apreciaría sus comentarios: cecilialavalle@hotmail.com.

*Periodista y feminista en Quintana Roo, México, e integrante de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género.
  Cimacnoticias | Quintana Roo.

CIMACFoto: César Martínez López

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