Algunas reflexiones para asambleístas y diputados locales electos de MORENA
En una democracia, el Poder Legislativo actúa como contrapeso para evitar que el Poder Ejecutivo se convierta en poder absoluto.
Los diputados son representantes populares y están facultados para elaborar leyes en bien de la sociedady garantizar la buena marcha del gobierno.
Los congresos locales tienen como facultad exclusiva la aprobación del presupuesto público y su fiscalización. El propósito es que el dinero del pueblo se destine a la atención de lo prioritario y se evite el derroche y la corrupción.
Sin embargo, en nuestro país, por la falta de una auténtica democracia, el Poder Legislativo no funciona con normalidad. Todavía persiste la práctica porfirista de que el poder de los poderes es el Ejecutivo y los otros dos poderes, el Legislativo y el Judicial, están subordinados a los gobernadores,al Jefe de Gobierno y al Presidente de la República. Baste decir que en la mayoría de los estados, los congresos locales y los tribunales superiores de justicia están controlados por los gobernadores.
Esto impide que los legisladores actúen como auténticos representantes populares y, en los hechos, estén convertidos en meros legitimadores de las decisiones que se toman afuera de los congresos locales, en las oficinas de los secretarios de gobierno y de los titulares del Poder Ejecutivo.
Por eso, el distintivo principal de los diputados y de los grupos parlamentarios de MORENA debe ser la independencia. Procurar en todo momento y, bajo cualquier circunstancia, defender, representar, consultar y obedecer al pueblo. Los diputados, hombres y mujeres, no deben ser achichincles de nadie.
Los mafiosos de la política en México logran el sometimiento de los legisladores mediante la corrupción. Las Cámaras, con toda la formalidad y el boato, están convertidas en antros de perversión. Son pocos los que por ahí han pasado y no se han echado a perder.
El mecanismo más usual de cooptación o compra de diputados es el halago, las complicidades y el dinero. Esto explica, en mucho, el excesivo presupuesto que ejercen los congresos locales y la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Los diputados están colmados de atenciones y privilegios, reciben sueldos elevadísimos, se autorizan gastos de todo tipo y cuentan con asesores, ayudantes y mucho personal a su servicio.
Por ejemplo, la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México está integrada por 66 legisladores y ejerce un presupuesto anual de más de mil 900 millones de pesos. Es decir, en términos generales, cada legislador les cuesta a los ciudadanos alrededor de 29 millones, en promedio anual.
Desde luego, todo este dispendio tiene como propósito facilitar la aprobación de leyes y del presupuesto, y mantener el régimen de impunidad para beneficio de negociantes privados, traficantes de influencia y políticos corruptos.
De modo que los legisladores de MORENA tienen el gran desafío de resistir todas las tentaciones y actuar con rectitud e integridad. Lo primero que debe hacer nuestro grupo parlamentario en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal es elaborar y aprobar un plan de austeridad republicana, que se aplique en ese mismo Poder Legislativo para liberar fondos en bien de los capitalinos. Debe predicarse con el ejemplo y un buen juez, por su casa empieza.
En lo relativo a la Agenda de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal considero fundamental luchar por la realización de los diez puntos aprobados por el Comité Ejecutivo Nacional de MORENA. Los enumero:
1. Reducir el costo del gobierno a los ciudadanos. Terminar con los privilegios de los altos funcionarios públicos y utilizar los ahorros en beneficio de los habitantes de la ciudad.
2. Cero corrupción e impunidad.
3. Poner orden en el manejo del uso del suelo.
4. Fortalecimiento de los programas de desarrollo social (adultos mayores, discapacitados, madres solteras, becas, cultura, atención médica y medicamentos gratuitos, vivienda, transporte público, entre otros).
5. Cien por ciento de inscripción a jóvenes que quieran estudiar en el nivel medio superior, es decir, cero rechazados.
6. No aumentar impuestos ni tarifas en términos reales a predial, agua, metro, metrobús y segundos pisos, entre otros servicios.
7. Cancelar el doble hoy no circula sabatino.
8 Rechazar la privatización del agua.
9. No reelección de servidores públicos en el poder Ejecutivo Legislativo y Judicial.
10. Revocación del mandato. El pueblo pone, el pueblo quita.
Es importante que cuiden mucho la imagen de MORENA o, lo que es lo mismo, que no se traicione al pueblo de México. Nada de componendas. Es preferible perder las votaciones defendiendo una causa justa que ganarlas cuando se lesiona el interés del pueblo.
MORENA ha crecido, no por arreglos cupulares ni por concertaciones, sino luchando junto al pueblo y por sus aspiraciones libertarias. Nunca hemos cedido al tintineo de la política tradicional. En los primeros tiempos de MORENA, avanzamos porque ejercimos el contra poder que nos da la autoridad moral.
Ahora, podemos, en la Asamblea o en los congresos locales, no ser mayoría o no tener el poder cuantitativo de los votos que depende en algunos casos de consensos y coaliciones parlamentarias, pero la autoridad moral siempre otorga un importante poder cualitativo: El poder del veto, el poder de oponernos y, en última instancia, de hacernos a un lado en la medida en que nuestros argumentos no sean considerados para la toma de decisiones que atañen al pueblo y a la nación. Por eso creo que en la actualidad, en vez de convertirnos en una izquierda legitimadora y seguir haciendo política con el viejo molde, debemos ejercer ese poder cualitativo que da la autoridad moral.
El poder del veto tal vez no evitará que las cosas se hagan como lo pretenden los hombres del régimen y sus aliados. Pero permite hacer explícita y aclara ante los ciudadanos la calidad moral y la responsabilidad política de quienes aprueban leyes mediante el abuso del mayoriteo, y quienes se prestan a las componendas que dañan los sentimientos de la gente, los derechos individuales y colectivos, y la economía popular. El contra poder consiste en no entrar al juego del sistema. El que quiera política tradicional, tiene donde y con quien hacerla. El que quiera una nueva política ha de atender la demanda de justicia y democracia del pueblo de México. Quien quiera contar con MORENA tendrá que tomar en cuenta sus argumentos y sus razones. No somos como los otros. Nunca, jamás, vamos a traicionar las causas del pueblo.
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