El Verde, compinche del PRI
Jorge Emilio González Martinez, senador del PRI-PVEM. Foto: Germán Canseco |
Jorge Alcocer, un experto en la historia de los partidos, recuerda que el PVEM nace en 1989 por una decisión de Salinas de Gortari para apuntalar al PRI y le encarga a Manuel Camacho Solís y a Marcelo Ebrard que ayuden a Jorge González Torres (expriista) a formar este nuevo partido que llenaría el hueco del tema ecológico que hasta entonces no había sido tomado en cuenta.
Cuando González Torres tuvo los suficientes requisitos para registrar a su partido, lo hizo con el nombre de Verde Ecologista Mexicano, pero entonces el PRI se inconformó manifestando que el único partido con derecho de usar el color verde eran ellos, los priistas, así que el primer nombre que recibió fue Partido Ecologista Mexicano y así participó en las primeras elecciones.
Después pasaría a ser ya el PVEM y González Torres, conocido como “El Tucán”, participó como candidato presidencial en 1994, realizando una campaña que más bien parecía una gira turística, pues andaba de un lado al otro del país luciendo su ropa blanca de lino y bronceándose la piel.
Por su papel de distractor y comparsa, el PVEM recibió más ayuda del gobierno: La familia González Torres se ha enriquecido con la industria farmacéutica –las farmacias Simi son de Víctor González Torres—; Virginia González Torres asumió el control de los psiquiátricos, y el sacerdote jesuita Enrique González Torres se posicionó en la Universidad Iberoamericana, refugio de salinistas en su peor etapa.
Jorge González Torres heredó el partido a su hijo Jorge Emilio quien, en 2005, nuevamente recibió ayuda de Roberto Madrazo para que lo apoyara en su campaña presidencial y, al mismo tiempo, de Elba Esther Gordillo, que pensaba hacer del PVEM parte de su proyecto político electoral junto con Nueva Alianza (Panal).
Hijo bastardo del PRI, el Verde siguió siendo útil en 2012 y ahora en este 2015 para los proyectos de Enrique Peña Nieto y su grupo.
Bajo la égida presidencial, el PVEM violó las leyes electorales con una campaña millonaria en medios, en complicidad con Televisa, con tal de ayudar al PRI a ser mayoría en la Cámara de Diputados. Hasta el exentrenador del seleccionado nacional, Miguel “Piojo” Herrera, participó en la campaña.
Ahora, en las recientes elecciones de Chiapas para renovar el Congreso y las presidencias municipales, el gobernador Manuel Velasco, priista y del PVEM al mismo tiempo, hizo lo que quiso para ganar.
Heredero de las viejas prácticas priistas, superó a su progenitor: urnas robadas, actas dobles, boletas con impresión en ambos lados, folios de boletas en casillas que no correspondían, fallas en el sistema de cómputo y PREP inoperante, así como despilfarro en gastos, acarreo, propaganda política disfrazada de informes, compra de votos con dinero y con programas sociales.
Hechura del PRI a su imagen y semejanza, el PVEM seguirá jugando el papel para el que fue creado: compinche del sistema y cómplice de la corrupción.
Twitter: @GilOlmos
http://www.proceso.com.mx/?p=411795
No hay comentarios:
Publicar un comentario