¿De veras, señor Peña, difundir la realidad?
I. Metido de lleno en la adicción
futbolera, el señor Peña de todas maneras no pierde escenario para
soltar su discurso de que las cosas económicas, políticas y sociales del
país van viento en popa. La nave estatal, con 40 millones de remeros sin empleo, 70 millones de pobres y más de 20 millones en la hambruna, es una nave surcando los mares
de la recesión, es decir, la paralización de la economía. Porque sus
propuestas de leyes reglamentarias para poder ejecutar,
administrativamente, sus más contrarreformas que reformas, tienen
a un Congreso de la Unión enredado, no en transacciones con las
diversas fuerzas, sino en la rebatiña por ver quién obtiene más ventajas
con fines electorales. Y mientras, de los 118 millones de mexicanos que
somos, más de 100 millones sobreviven en una crisis de bajo consumo por
el alza infame de los precios. Lo que significa que todos viven al día
en un presente angustioso que, para colmo, está sitiado por todas partes
debido a la sangrienta inseguridad.
II. Aún así Peña sigue en la fiesta.
Y para demostrar su patriotismo futbolero asiste con la corbata verde
todos los días a todos los actos que le programan. Está con los cónsules
honorarios que, en sus respectivos países, son gestores de asuntos
mexicanos. La nota de Elvira Vargas (La Jornada, 18 de junio de 2014) nos informa de cómo Peña ya se sabe de memoria lo que Videgaray le receta
por telepromter o a través del chip en la oreja bastante oculto, y lo
dice con soltura. Les dijo a los japoneses, estadunidenses, europeos,
etcétera, que difundan la realidad mexicana; que somos la segunda
potencia económica de América Latina. Lula da Silva acaba de hacer un
análisis devastador que Peña no tuvo palabras para replicar, con el
pretexto de que Brasil y México “somos amigos”. Que “nos estamos
preparando para ser un activo protagonista de la economía global”. En
suma, les pintó un cuadro fantasioso. Porque la realidad mexicana
es que con los casi 2 años de peñismo, en todos los aspectos y con
datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, del Banco de
México y el Fondo Monetario Internacional más otros indicadores, vamos
en caída libre al estancamiento.
III. Peña continúa envuelto en la más
febril fantasía. Él y Videgaray acordaron imponer una reforma fiscal que
tiene en rebeldía a los empresarios e inversionistas. Y congelaron el
gasto público; e incluso las obras anunciadas de miles de millones de
pesos han sido de pura saliva. Mientras lo destinado a la
pobreza-hambre son paliativos demagógicos. Todo este tiempo se ha ido
con puros viajes de turismo. ¡Hubieran visto su cara a la hora de sus
condecoraciones! Y se le caía la baba ante los monarcas
españoles. Peña ya es un presidente más del montón y no obstante que en
un discurso arrasó con sus antecesores: De la Madrid, Salinas, Zedillo,
Fox y Calderón. Él ya pertenece, como el sexto, a ese cártel de
expresidentes que arruinaron al país, desechando la percepción de que lo
peor fueron aquellos, pues el peñismo resultó peor y más de lo mismo.
Porque el presidencialismo sigue llevando a cabo “un estilo personal de
mal gobernar”.
*Periodista
Lunes, 30 de Junio 2014
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