Los hallazgos de Sodi
¿Verdad o montaje?
Miguel Ángel Velázquez La Jornada 25 Diciembre 2009
El descubrimiento del jefe delegacional de Miguel Hidalgo, Demetrio Sodi de la Tijera, de los malos manejos que pudieron haber ocurrido durante la gestión de la panista Gabriela Cuevas Barrón en esa misma demarcación, pone énfasis en algunas, o muchas, zonas oscuras de la administración de esa mujer, ahora diputada federal, y una de las representantes más radicales de la derecha.
Es muy probable que la denuncia de Sodi no sea más que una llamarada de petate. El delegado, viejo navegante en el mar turbio de la política, no tragará lumbre, o para decirlo de otra manera: Sodi mandó un mensaje a la diputada como para que entienda que él manda por aquellos lares, y nada más.
Aunque de cualquier manera el daño ya está hecho. Si es verdad lo que halló el actual delegado, la Cuevas usó dinero del erario para pagar una obra que nunca se hizo. Es posible que se tengan a la mano los argumentos necesarios y hasta legales para evadir la responsabilidad, pero el asunto es el gasto del dinero de la gente en algo que no existe.
La denuncia involucra, a querer y no, a la auditoría del gobierno central, que no vio, o no quiso ver, la irregularidad, y eso sí parece ser un asunto de fondo, esto porque la señora Cuevas ha dicho, en su descargo, que el análisis de su gestión ya se hizo desde la instancia correspondiente, sin que se le pudiera acusar de ninguna anomalía.
El asunto, entonces, tiene varios filones. Otro es, desde luego, que la empresa que contrató el delegado para revisar las cuentas de la ex delegada sea un mentira, y entonces será Sodi quien tenga que explicar, y si así fuera el caso, demandar a la empresa por mentir en algo tan delicado como una irregularidad que implica el gasto de varias decenas de millones de pesos del dinero de los contribuyentes.
Así pues, más vale que el asunto se aclare ya. Eso de que Gabriela Cuevas diera un adelanto por una obra que ella sabía perfectamente que no correspondía a lo que los habitantes de la delegación deseaban, pinta de cuerpo entero a la señora que gobernó a partir de caprichos y necedades, y como ya se ve, sin respeto por el dinero de la gente.
De lo que sí podemos estar seguros es de que buena parte de los habitantes de la delegación extrañan a la Cuevas, porque nadie más que ella les pudo repartir –eso creemos–, 50 mil pares de zapatos deportivos, cosa que seguramente deberá tener agradecidos a los de aquella demarcación. Lo malo, tal vez, es que esos zapatos pudieron haberse repartido en la campaña de la hoy diputada, aunque no estamos seguros de eso.
Total, no estaría mal que la ex delegada aclare el asunto y que Sodi tenga los arrestos suficientes para seguir el asunto que huele mal, muy mal. ¡Viva la democracia¡
De pasadita
Dos mil diez se acabará pronto. La sucesión de noticias lamentables –no por ello todas malas– hará más cortos los lapsos, y el tiempo parecerá más breve, y a veces más angustiante. Serán días difíciles, hartos en descalabros sociales, en demostraciones intransigentes de un poder que seguirá cuestionado, y de una oposición que no acaba de tomar forma para ejercer la crítica con fuerza propositiva.
Habrá que caminar, entonces, con mucho cuidado durante ese lapso que promete, también, pese a todo, cambios serios, importantes en la forma de mirar y analizar los sucesos del país, y por ello, establecer nuevas ideas –que ya se generan– para hallarle una salida a la crisis que no termina.
Por lo pronto, Ciudad Perdida tratará de hallar un momento de descanso en estos últimos días, para reaparecer al final de la primera quincena del año que viene. Así pues, gracias por el tiempo que nuestros lectores han dedicado a este espacio, y nos encontraremos entonces. Que la pasen lo mejor posible.
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