Economía para el “99 por ciento”
AMLO es el único candidato a la Presidencia de la República con un programa y una capacidad semejante a la de François Hollande.
Adolfo OriveEl domingo pasado escribí cómo la economía mexicana funciona para beneficiar al “Uno por ciento” y cómo Peña Nieto y Vázquez Mota defenderían ese modelo, en caso de que cualquiera de ellos gane las elecciones el primero de julio.
Dos ejemplos de lo que significa ese tipo de economía son expuestos en los siguientes datos: el Banco Mundial señaló en los indicadores de 2012 que mientras la economía mexicana era la número 14 del mundo, el ingreso por habitante había caído durante el sexenio de Felipe Calderón a tal grado que nos ubicábamos en la posición
83 a escala mundial. Otro dato revelador nos lo da la filial mexicana de BBVA al expresar que con el cobro de intereses por los créditos minoristas obtiene el doble de utilidades en nuestro país que las que registra en la Península Ibérica. Es decir, la economía mexicana trabaja para beneficiar al “Uno por ciento” a costa de los ingresos del “99 por ciento”.
83 a escala mundial. Otro dato revelador nos lo da la filial mexicana de BBVA al expresar que con el cobro de intereses por los créditos minoristas obtiene el doble de utilidades en nuestro país que las que registra en la Península Ibérica. Es decir, la economía mexicana trabaja para beneficiar al “Uno por ciento” a costa de los ingresos del “99 por ciento”.
François Hollande —candidato del Partido Socialista Francés y ganador de la primera vuelta de las elecciones presidenciales— propone un programa económico para transformar la realidad de su país, transfiriendo la hegemonía del capital financiero al crecimiento de la planta productiva y el empleo.
Veamos sus principales postulados: favorecerá la producción y el empleo en Francia orientando los financiamientos, apoyos públicos e incentivos fiscales hacia las empresas que inviertan en territorio francés, que ahí concentren sus actividades y sean intensivas en materia exportadora.
Hará una distinción entre las ganancias que se reinviertan para el crecimiento de la producción de aquellas distribuidas a los accionistas. Propiciará que los bancos estén al servicio del crecimiento económico y la generación de empleo, separando las actividades que son útiles para la inversión y el empleo de sus operaciones especulativas, creando un impuesto a sus ganancias y a todas las transacciones financieras.
Hará que los franceses más afortunados contribuyan al esfuerzo nacional con un impuesto de 45 por ciento sobre los ingresos superiores a 150 mil euros al año.
A partir de que gane las elecciones en la segunda vuelta el 6 de mayo, combatirá la precariedad que golpea sobre todo a los jóvenes, a las mujeres y a los trabajadores asalariados menos calificados. No permitirá que en las empresas públicas exista una diferencia mayor de uno a 20 entre los sueldos menores y los sueldos mayores.
Además, reducirá en 30 por ciento la remuneración del Presidente de la República y de todos los altos funcionarios del gobierno.
Para disminuir el desempleo entre los jóvenes y los adultos mayores obligará a las empresas a contratar jóvenes acompañados por un trabajador asalariado más experimentado, de tal suerte que esta especie de tutoría permita que el conocimiento tácito de los mayores se transfiera a los jóvenes, integrando a éstos permanentemente a la vida profesional.
Utilizará las instalaciones francesas de la industria militar como pretexto para que mediante una política industrial de defensa ambiciosa pueda también estimular la planta productiva, la generación de empleo y el incremento de los ingresos de los franceses.
Con objeto de que lo que se haga en Francia también repercuta en la Unión Europea, propondrá a los países del viejo continente un pacto de responsabilidad, gobernanza y crecimiento para salir tanto de la crisis como de la espiral de austeridad que se agrava constantemente en aquella región.
Renegociará el Tratado Europeo, firmado el 9 de diciembre de 2011, con objeto de privilegiar el crecimiento y el empleo, reorientando el papel del Banco Central Europeo en esta dirección.
Igualmente propondrá la creación de nuevos instrumentos financieros que apoyen el lanzamiento de innovaciones industriales. Y en el marco del G-20, François Hollande buscará crear un nuevo orden monetario internacional.
El político francés se propone también colocar a la educación y a la juventud en el corazón mismo de la acción pública. Impulsará la educación inicial y la estimulación temprana en los niños menores de tres años; dará prioridad a los procesos de enseñanza-aprendizaje de los haberes fundamentales y de un piso común de competencias y conocimientos. Es en esa etapa que se manifiestan las primeras dificultades y se gesta el fracaso escolar; por eso es que pondrá atención especial a este nivel educativo.
En lo que a nuestro país concierne, Andrés Manuel López Obrador es el único candidato a la Presidencia de la República con un programa y una capacidad semejante a la de François Hollande para plantearse una transformación de la economía mexicana en los mismos términos que la propuesta por el candidato del Partido Socialista de Francia.
Mediante nuestro voto a favor del candidato de la izquierda; de nuestra decisión por modificar significativamente las condiciones terribles que cada vez más mexicanos padecen, podemos establecer un modelo económico y político que no sea depredador del entorno y las personas, y mucho menos seguir condenando a generaciones enteras de mexicanos a la simple sobrevivencia.
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