fe de erratas

7 may 2010

AMLO, presidente; Ebrard, Gobernación

AMLO, presidente; Ebrard, Gobernación

Jane de la Selva

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SDP      07 de Mayo, 2010 - 11:16 | 52 comentarios
 
Ayer festejó el PRD sus 21 años de vida con un evento presidido por Jesús Ortega, el hombre que precisamente dividió a las fuerzas que lo habían conformado. Quien, bajo el embate de una traición fraguada desde el fondo del oscurantismo de los intereses ajenos, impuso su candidatura a la presidencia del partido con la permanencia de su traidora presencia maniobrada desde la cloaca del poder, cuando la mayoría honorable del partido, aquella que se ha resistido a aceptar el claro fraude presidencial perpetrado por el yunque salinista que internó por la puerta de atrás hace casi cuatro años a aquel que ha resultado ser, no sólo un usurpador de dicho puesto, sino un auténtico peligro para el país, hoy corroborado por los incautos que votaron por su persona, y quien ha sobrepasado a cualquier otro de su prianista calaña en el puesto, generando una decadencia social, económica y moral sin par en la historia moderna de México.


Pero el tema que quisiera abordar no se trata de lo que ya todos sabemos. Sino de lo que no logramos aún deducir dadas las irreverentes incongruencias que nos presenta el diario bregar de los días tan cercanos ya a la posibilidad de enmendar el camino tan vilmente arrebatado. Observemos. 

Ayer, el periódico El Universal, muestra una foto de dicho aniversario conmemorativo en la que aparecen el mencionado traidor de las causas honorables, Ortega, y el regente capitalino al centro de la misma, luciendo sendas corbatas iguales y flanqueados por dos damas, Xóchitl Gálvez y Alejandra Barrales, miembros todos VIP del sol negro sobre lo amarillo.

La primera, fue captada por la cámara con el cierre del pantalón penosamente abierto y expresión atribulada porque desafortunadamente para su esfuerzo, sabe no repuntará en su carrera por la gubernatura de Hidalgo. La segunda, alegre y evidentemente apechugada en íntima complicidad con el señor Ebrard.

He conversado ampliamente con diversos conocedores sobre el tema de la posible candidatura presidencial tan ambicionada por el mexicano de origen francés. Me llamó la atención la opinión de uno de ellos en particular, quien fantaseó sobre la posibilidad de que este con seguridad sería postulado por el PRD de Jesús Ortega y Camacho, para luego de acaparar a los votantes confundidos por ser él el que porte el emblema negroamarillo, los atraiga estratégicamente hacia sí, para que más tarde en plena ebullición de la contienda electoral, cercano el epílogo de las campañas presidenciales del 2012, el regente postulado se unifique a la fuerza de centroizquierda generada por AMLO, la figura líder intocada por la deshonorabilidad, el muy querido por el alerta y ya despierto pueblo de México, quien habrá de depositar su confianza en él, ganada esta a pulso con una permanente gira de concientización de la ética pública, de lucha y entrega social sin parangón en la nación, conformándose entonces la garante tarjeta a la presidencia AMLO-Ebrard, presidente constitucional de la República y secretario de Gobernación respectivamente.  

Cediendo Marcelo a quien debe su encaprichada intención. Lo escucho atentamente e intento aceptar sus sabias deducciones, pero no lo logro. El brillo relampagueante y ambicioso en los ojos del afrancesado me hace dudar.  Qué le voy a hacer, la soledad de la selva y la perfecta sincronización de sus ciclos vitales tan lejos de dichas intrincadas realidades y simulaciones, de dichos manejos aparentemente insensatos de las estrategias de la política, han mermado mi capacidad para concebir tales sofisticadas maniobras bajo los tumultos de las aguas que pretenden ser indomables.  

No sé que piense usted, pero luego de haber ido a visitar la muestra artística del surrealista Magritte en Bellas Artes, donde la reproducción constante del cascabel en su obra pictórica, me inspiró un paralelismo análogo al tema que aquí 
 me refiero, por lo que me despido con el siguiente pensamiento: 

Cuidado, señores, que cuando suenan los cascabeles siempre será con el propósito de distraer, para que nadie innove fuera de los patrones concebidos por el aparente orden, para que no surjan las ideas ni las concepciones que pudiesen reestructurar o cambiar el actual estado de las cosas, para que el staus quo” permanezca gloriosamente, estancado”.

http://www.sdpnoticias.com/sdp/columna/jane-la-selva/2010/05/07/1040568 

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