Instantáneas del diálogo (para leerse en 70 años)
Cuatro momentos del dialogo entre Javier Sicila y Felipe Calderón, Felipe Calderón y Javier Sicilia quedarán grabados para siempre en mi memoria.
Primera instantánea.- María Elena Herrera habló a nombre de las madres de los hijos desaparecidos en esta Guerra.
María Elena a diferencia de sus compañeros no pudo guardar la serenidad, no pudo ocultar su dolor, la pena de una madre que ha perdido a sus hijos.
“Soy María Herrera Magdaleno y he perdido a cuatro hijos en esta guerra que ustedes iniciaron en nuestro nombre pero que nosotros no aceptamos… …Como muchas otras familias que padecen el mismo dolor y ante la lentitud de las autoridades para actuar…”
“…Mis hijos eran muchachos honestos y trabajadores y fueron víctimas de su guerra. Como ellos existen miles: algunas organizaciones no gubernamentales han documentado más de
3 000 casos.
“…He platicado con otras personas que tienen familiares desaparecidos. Sus historias son muy parecidas a la mía…”
“…En todas las desapariciones encontramos una constante: grupos criminales, cuerpos de seguridad, gobiernos municipales, estatales y el federal coludidos. Procuradurías ministeriales que se niegan a investigar o que lo hacen lentamente. Autoridades que se niegan a aceptar las investigaciones que nuestras familias hacen, muchas veces dejando sus empleos y arriesgando la propia vida…”
María Elena no pudo contenerse. Leía su escrito entre lágrimas y sollozos.
En ese momento las lágrimas de una madre representaron el llanto de una naciónLas lágrimas de 3 mil madres, esposas, hijas que jamás volvieron a ver a sus seres queridos.
A sugerencia de Margarita Zavala, Calderón se puso de pie, caminó hasta el lugar en que se encontraba María Elena y la abrazó.
El periodista Pablo Ordaz corresponsal del diario “El País” escribió en su cuenta de twitter:
“La primera vez que veo a @FelipeCalderon abrazar a una víctima. Ojalá que su abrazo a María Elena Herrera marque una frontera”
Si Pablo, ojalá. Aunque cabe mencionar que la abrazó, pero nunca la miró a los ojos.
Segunda instantánea.- Calderón puntualmente fue dando respuesta a cada uno de los reclamos, de las demandas.
Sólo en dos puntos evitó dar una respuesta.
Norma Ledesma Ortega hizo uso de la palabra para hablar de los feminicidios.
“…En más de 9 años en este camino tan doloroso y tan desgastante he ayudado a entregar restos de mujeres tiradas en el desierto a sus madres, pero nunca imagine que entregaría una madre a sus hijos, me refiero a mi compañera y defensora de derechos humanos Marisela Escobedo, cuyos hijos y nieta huyeron al extranjero, como decenas de familias, ante la incapacidad del Estado Mexicano de proteger su vida…”
“…Marisela vino a México le pidió audiencia y usted no la recibió, ella ubico al asesino de su hija Rubí en Zacatecas y la Policía Federal lo protegió y lo sigue protegiendo por la involucración de las corporaciones a los grupos criminales…”
Calderón nunca respondió el porqué jamás recibió a esa mujer que sólo pedía ser escuchada, atendida.
Y siguió con una enfebrecida arenga a favor de su Guerra.
Tercera instantánea.- Casi al finalizar el diálogo Javier Sicilia se refirió, brevemente, al caso de la Guardería ABC, crimen de Lesa Humanidad que permanece impune.
Y Calderón tampoco fue capaz de siquiera citar el tema.
Simplemente lo dejó pasar.
Hizo oídos sordos ante una de las tragedias más desgarradoras en la historia de esta nación.
Como lo hizo durante los 13 meses en que tardó en recibir a los padres de las 49 criaturas fallecidas.
Fue por ello que en ese momento escribí el tweet: “FOTO DEL DIÁLOGO de un lado las palabras, del otro lado la sangre y el sufrimiento. Ambos viven en un México diferente”.
En los 140 caracteres del twitter no pude describir estas imágenes, que ahora puedo narrar gracias a la generosidad de SDP.
De un lado de la mesa los rostros de Julián LeBaron, María Elena Herrera, Norma Ledesma, Salvador y Araceli Rodríguez Nava; rostros marcados por el dolor, por la tragedia, por un insondable, indescriptible, inenarrable sufrimiento.
Del otro lado los rostros inmutables, inalterables del poder.
Aquellos que en ningún momento se conmovieron o se inquietaron por el dolor que estaban atestiguando.
Ni siquiera la Primera Dama mostró algún rasgo de aflicción o pesadumbre.
Inmutables los rostros de Marisela Morales, de Genaro García Luna, de Francisco Blake, de Alejandro Poiré.
Visiblemente aburrido, incluso hastiado se veía Alonso Lujambio el flemático Secretario de Educación Pública.
Y estas palabras debemos de releerlas dentro de 20, 40 o 70 años.
Si señor Calderón, porque la sangre de esos 40 mil mexicanos nunca se secará.
Nunca.
@estadofallidomx
http://sdpnoticias.com/columna/3360/Instantaneas_del_dialogo_para_leerse_en_70_anos
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