Llegamos muy tarde: La Caravana del Retraso
Enviado por medioslibres el Sáb, 2011-06-18 12:44. Último día de la caravana del retraso.No se que día sea… sólo se que es el último.
Torreón, Coahuila. 5:12 a.m. Domingo 12 de junio de 2011.
Una salsa ameniza la madrugada, por fin las tiendas de campaña sirvieron para algo. Mientras escribo esto, lo que resta de la caravana acampa sobre el pasto, la mayoría duermen y roncan plácidamente rodeados de una pista de carreras. Somos una bola de quien-sabe-que y definitivamente ya no somos los mismos que salieron de Cuernavaca hace varios días.
Javier, que opinas de lo declarado por el secretario de seguridad pública en cuanto a que en Torreón no está garantizada la seguridad de la Caravana. Probablemente esta fue la primer referencia de esta ciudad que tuve en el recorrido de la Caravana.
En todo ese camino a Torreón, en medio del inmenso desierto que ahora es dominado por los zetas, el tema me vino dando vueltas. En qué clase de Estado Nacional un gobierno se atreve a decir que no puede garantizar la seguridad. ¿Entonces para qué existe? Por qué entonces los policías tienen el derecho, y se supone que sólo ellos lo tienen, de utilizar todo el poder de la fuerza y la violencia en ciudades y pueblos, si no pueden garantizar que protegerán a la ciudadanía. ¡Que protegerán sus vidas! Es absurdo. Si el Estado no puede realizar su tarea básica, por qué seguimos pagándole impuestos, por ejemplo.
Qué pensaría Hobbes al ver la carnicería que este Estado Moderno, versión mexicana ha generado. Qué pensaría si le dijeran que la mayoría de los lobos, hambrientos y enfermos de poder, se encuentran dentro de su Leviatán, en su tan perfecto Estado, mamando la infinita teta del presupuesto, viviendo cuál sanguijuelas chupando la sangre de todo un pueblo, de un país entero que padece su estupidez.
Qué pensaría si le dijeran que es en ese Estado, el que está fundamentado en su teoría, en donde se desarrollan las prácticas más enfermas y sádicas de esta guerra. No acaso los zetas son desertores del ejército mexicano, cuerpos de élite para ser más precisos, es decir, producto genuino no sólo del Estado Mexicano, sino del Estadounidense que les enseñó, cuál receta de cocina, todo lo que aprendieron en Vietnam. Qué pensaría.
Desgraciadamente muchos si le creen a Milenio. Sin importar que sea absurdo.
Pero no debería sorprenderme, todo en este país es absurdo, y desgraciadamente no es el absurdo que te saca una sonrisa o que incluso te puede hacer reir. No, este absurdo es de otra clase, es el absurdo que atenta contra cualquier racionalidad, contra los más simples convenios sociales que nos permiten vivir juntos. Desde los diez mandamientos hasta la ética libertaria más emancipadora del mundo. Es absurdo.
13 jóvenes absurdamente asesinados en un centro de rehabilitación, sólo a tres cuadras de donde se realizó el acalorado mitin del Parque Venustiano Carranza. La gente que nos recibió con aplausos al entrar al parque no parecía tener muchas dudas, fue un mensaje para ustedes, para la caravana. En qué mundo un multihomicidio puede ser algo más que una atrocidad infrahumana y convertirse en un mensaje. En este absurdo mundo.
A veces me pregunto que caso tiene todo esto. A veces me pregunto si es que acaso se podrá hacer algo para detener esto, esto que para mucha gente se ha convertido en una forma de vida. Cómo permitimos que lo inimaginable se volviera lo cotidiano. Cómo carajos pudo pasar esto. En todos lados hemos sido testigos del absurdo, la violencia interiorizada como la cotidianidad más normal. No hay palabras. El lenguaje para expresar esto no se encuentra en el reino de las palabras y las letras sino en el del llanto que escribe indeleble con lágrimas de soledad y tristeza.
El llanto de haber perdido algo que jamás podrás recuperar. La soledad de que te hayan quitado una parte de ti y que nadie, pero absolutamente nadie, haga nada para ayudarte. La tristeza de descubrir que aquellos que creías que estaban para servirte, para ayudarte, en el mejor de los casos sólo desprecian o se burlan de tu dolor, y en el peor y por desgracia más cotidiano, son ellos, autoridades y servidores públicos, los artífices de tu dolor.
A todas las paradas la caravana llegaba con retraso. Pero mucho ya no importaba, porque la caravana en general llegó tarde, muchos años tarde.
http://cmldf.lunasexta.org/node/18758
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