Una vida, a condición de perder algo
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- Este punto de conjunción -no es el del duelo ni el de la depresión…por la pérdida de un objeto- de cierto tipo de remordimientos desencadenados por algo que es del orden del suicidio del objeto…remordimientos a propósito de un objeto ingresado en el campo del deseo, y que, debido a ciertos riesgos que ha corrido en la aventura, ha desaparecido.Jacques Lacan
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- ¿Qué expiaciones, qué ceremonias sagradas tendremos que inventar? Nietzsche
El diario trajín dibuja un horizonte: la vida vivible no está tomada por la dualidad entre mundo celeste-mundo terreno. Las veinticuatro horas del día transcurren sobre la superficie cotidiana, ni más allá ni más acá, solo ahí; en la cancha cotidiana se juega para cada quien la posibilidad de arriesgar a una vida vivible. Una vida que no se agota por las buenas, regulares o malas condiciones económicas. La felicidad, poca o mucha, implica arriesgar algo. Entonces
¿Qué organiza el deseo de vivir la vida que tenemos?
Un hecho notorio: las personas calificadas como pobres cuando no están frente a un encuestador o frente a un político o frente a una cámara de televisión alejadas de esas situaciones despliegan y viven momentos de gran felicidad, de goce, de alegría, despliegan sus deseos. Al mismo tiempo personas que tienen resueltas sus pasar económico no logran tener una vida semejante. Tomo un caso que circula en la red:
Cuando su hijo le pregunte por qué tiene que estudiar, trabajar y ganar dinero…Muéstrele este ejemplo: Flavio Briatori - Presidente de Renault – tiene una pareja. Y luego dígale: Es una relación de odio. ¡Él odia la soledad y ella odia la pobreza! Bueno, ella no tiene las medidas perfectas (36, 24, 36) porque sus caderas son muy estrechas; pero él sí tiene las medidas perfectas de los hombres: 80, 3, 100 (ochenta años, tres infartos y 100 millones de dólares)
Entonces ¿será viable tener una vida vivible a pesar de la dosis elevada de desgracia que nos toca?
Sigmund Freud tenía método sencillo: localizar en lo pato -lógico la explicación y la vía para alcanzar un deseo, y así obtener los momentos fugaces de felicidad que una vida logra obtener. Un señor de origen musulmán le confiesa: Sabes tú, Herr, cuando eso ya no ande, la vida perderá todo valor (Cfr., en: http://bit.ly/jaXc5A ). Herr es decir señor, a Freud lo conduce a su olvido del nombre de un pintor Signorelli. En italiano señor es signore, esa serie no excluye que el nombre propio de Freud es Sigmund, reitera las tres les letras del signore y del pintor Signorelli. Ese pintor en la cúpula de Orvieto pintó: Las cuatro últimas cosas. Freud no recordaba su nombre, sólo recordaba las imágenes - una orgia pintada- al mismo tiempo, perdió el nombre cuando recordaba a un paciente que se había suicidado. Cuándo alguien se lanza a un acto suicida ¿Cuál es el objeto del suicidio?
¿Qué es lo que allí se suicida?
Para el personaje musulmán perder el funcionamiento de eso le quitaba todo el valor a su vida. Una parte arrastraba al todo. Freud no dejo de notar que pese a ello, esa persona se dirigía a él.
La descripción toca a nuestro cuerpo. La corrupción es corporal (Cfr. Texto de Sladogna, Contrafirma en http://bit.ly/l0lqZ5 ). El cuerpo al nacer se corrompe, pierde cosas, por ejemplo, perdemos el amios o la camisa fetal; nacemos para la muerte es una constatación cotidiana, no es sólo filosofía. Cicerón al ser informado de la muerte de su hijo exclamó: Nació para la muerte. El poeta descripto por Freud no podía tomar goce de ese paisaje pues sabía que al cambiar la estación, el paisaje se corrompía. El cambio climático mostraría que era perecedero y por consiguiente transitorio. Él no se arriesgaba a gozar del instante.
¿Cómo es factible localizar allí un elemento para vivir una vida vivible en nuestro espacio terreno? Giuseppe Arcimboldo con su pintura evocó un nudo enigmático en su obra Otoño. El pintor localiza en lo perecedero una felicidad puesta en juego, vivida como un riesgo. Arcimboldo toma el riesgo de hacer el cuadro de una apuesta: se arriesga aquello que más se quiere, aquello se tiene se lo apuesta para vivirlo
¿Qué ocurre cuando no se arriesga aquello que se quiere?
Tomemos la experiencia simple, el tacaño: el tío Patilludo o el tío Rico Mac Pato atesora el oro para no perderlo, se lanza a la piscina nadando entre las monedas, sólo que no tolera arriesgar a perder ni siquiera una, en ese momento en lugar de hacer el suicidio de su objeto, se suicida él, por atesorar morirá vivo en una jaula de Oro, un oro depreciado pues no circula, no se lo coloca en juego.
A partir de testimonios abordaremos esta enigmática apuesta de arriesgar el objeto ¿Sino para qué queremos un tal objeto? Los testimonios estarán disponibles para cada un@ que arriesga algo para acceder a los mismos. Usted ¿Cómo la ve?
ADENDA; ESCUCHARTE, colectivo de analistas, sábado 25 DE JUNIO DEL 2011, a las 14hs de México/ 16hs de Argentina.
Tema: El suicidio del objeto, una operación vital*
*(Sólo accederán a los testimonios fílmico quienes lo soliciten a aslamora@yahoo.com.mx )
Están invitados, links acceso: http://bit.ly/dIjk5U y http://bit.ly/4nRchd
Alberto Sladogna, analista, un miembro de la elp
aslamora@yahoo.com.mx
http://www.edicionesartefactos.com
http://www.elsaborsaberdelpsicoanalisis.org
http://www.escucharte.net.
http://sdpnoticias.com/columna/3287/Una_vida_a_condicion_de_perder_algo
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