Una historia de lucha, violencia y muerte
Uno de los dos estudiantes asesinados en Guerrero por protestar contra el gobierno.
Foto: José Luis de la Cruz
Foto: José Luis de la Cruz
CHILPANCINGO, GRO.- Como lo hacen cada año, los estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, Guerrero, entregaron un documento a las autoridades estatales para pedir que se garantice la permanencia de este plantel como modelo de oferta educativa y generación de empleo. Y como cada año, el gobierno de Guerrero los ignoró.
Las autoridades educativas guerrerenses cancelaron varias veces las reuniones pactadas con los estudiantes de Ayotzinapa. Así sucedió, por ejemplo, con la del 4 de octubre y la del 9 de noviembre, por lo que los jóvenes pidieron audiencia con el gobernador Ángel Aguirre Rivero. Los colaboradores de éste les aseguraron que serían recibidos el lunes 5, pero nuevamente se suspendió el encuentro.
El asesinato de los dos normalistas provocó una crisis en el gobierno de Aguirre Rivero, que llegó al poder por una alianza de partidos de izquierda.Pese a la difusión de evidencias que muestran a policías federales y estatales golpeando y disparando, las autoridades encargadas de investigar el caso no han determinado quién asesinó a los normalistas, aunque los gobiernos federal y estatal se confrontaron para tratar de deslindar a sus corporaciones de haber abatido a Alexis Herrera Pino y Gabriel Echeverría de Jesús, y herido de bala a otros cuatro normalistas, entre ellos a Édgar David Espíritu Olmedo, cuyo estado de salud es grave. (Extracto del reportaje principal que se publica esta semana en la edición 1833 de la revista Proceso, ya en circulación)
http://www.proceso.com.mx/?p=291814
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