#YoSoy132
En nuestro país los jóvenes se han instalado en este movimiento insurgente global que demanda la transformación de la realidad.
Adolfo Orive012-06-10 00:44:00Hace un año decidí escribir una columna semanal en este diario intitulada Ciudadanía profunda con el convencimiento de que solamente la construcción de una ciudadanía con la capacidad para hacerse cargo de los asuntos públicos de la nación, podría transformar la república oligárquica que padecemos en una democracia liberal representativa.
En varios artículos he destacado el papel jugado en el mundo por el movimiento 15-M de “Los Indignados”, que ya lleva un año y sigue fortaleciéndose. Ahora, a partir de los estudiantes de la Universidad Iberoamericana, podemos afirmar que en nuestro país los jóvenes se han instalado en este movimiento insurgente global que demanda la transformación de la realidad en la que vivimos.
Los jóvenes voceros de la “Primavera Mexicana” han declarado que “podremos cambiar el curso de nuestro tiempo… que ya no esperaremos, que ya no temeremos… [que queremos vivir en] democracia, dignidad, justicia, queremos paz, igualdad, educación, queremos ser libres, queremos que los medios no impongan su mentira, queremos que todos tengan acceso a la información y a la felicidad”.
También los jóvenes que participamos en el mayo francés de 68 y en el movimiento estudiantil mexicano de ese mismo año, dosificamos nuestras demandas concretas, coyunturales, con una suficiente cantidad de utopías para poder volver a tener esperanzas.
El movimiento estudiantil de 1968 fue un acontecimiento que definitivamente echó a andar las reformas del sistema político imperante, iniciadas por la LOPPE en 1977. En aquel entonces, el enemigo principal era la estructura autoritaria de poder y la existencia de un partido de Estado.
Ahora, como lo he mostrado en muchos artículos anteriores, la república oligárquica se ha sostenido en la mercantilización de los procesos electorales y en los poderes fácticos que los conducen. Ya no se discute la trayectoria política del candidato, ni el programa de gobierno o legislativo que pretende llevar a cabo en caso de ser elegidos; ahora todo se reduce al posicionamiento de la imagen, como en un mercado se compite por el posicionamiento de un producto.
Y es en este nuevo mecanismo de ganar las elecciones, que radica la enorme fortaleza de los poderes que tienen en sus manos las dos cadenas de televisión, algunas cadenas de radio y varios periódicos de circulación pretendidamente nacional.
En la teoría, la democracia liberal representativa tiene como uno de sus fundamentos que todos los ciudadanos puedan recibir información objetiva y plural para poder votar con conocimiento de causa. En México vemos con pena como los dueños de los medios de comunicación –ya sean estos electrónicos o impresos- han convertido la noticia en infomercial, cobrando por ello pingües ganancias. Más que como comunicólogos –cuya vocación quizás jamás han tenido- actúan como empresarios que especulan con los recursos públicos.
Ha sido ya vox pópuli desde hace tiempo que Enrique Peña Nieto es producto de los intereses económicos de los dueños no sólo de una televisora, sino también de los de varios periódicos de circulación nacional y de empresas encuestadoras.
El periódico inglés The Guardian ha desenmascarado recientemente la colusión Televisa-Peña Nieto, con el conocimiento incluso del periodista Carlos Loret de Mola. Por otra parte, la consejera electoral María Marván Laborde declaró hace una semana, como las encuestas “son usadas para decir mentiras”, es decir se han convertido en propaganda política y por lo tanto difusoras de datos que no corresponden a la realidad.
#YoSoy132 ha puesto el dedo en la llaga al identificar al principal enemigo de la democracia liberal representativa en México: los medios de comunicación; al armar estereotipos que manipulan a su conveniencia para hacer depender su elección de los intereses económicos de los dueños de esos medios.
Como el movimiento estudiantil de 68, los “indignados” mexicanos han roto las barreras de las clases sociales, porque hoy los problemas y la desesperanza son iguales para todos los que pertenecemos al “99 por ciento”. Y van más allá que los que participamos hace 40 años, porque, como lo dijo Imanol Ordorika –ex líder del Consejo Estudiantil Universitario de hace 26 años–, “están usando métodos nuevos [el internet y las redes sociales] y formas de hacer política diferente, no equiparable a ninguna previa.
Han demostrado creatividad y enorme frescura para construir un proyecto unificado y demandas que representan a muchos ciudadanos”.
#YoSoy132 ha hecho patente a muchos ciudadanos, adultos y adultos mayores; empleados y profesionistas; amas de casa y trabajadoras; empresarios pequeños, trabajadores y desempleados; estudiantes yninis; que el 1 de julio podremos iniciar una nueva etapa en la historia de nuestro país solamente si elegimos a la Presidencia de la República a Andrés Manuel López Obrador.
La guerra sucia que han vuelto a emprender el PRI y el PAN, así como varios medios de comunicación –insisto, tanto electrónicos como impresos- no hace más que expresar la desesperación en la que se encuentran sus dueños por ver que la manipulación que han emprendido desde hace años a favor de Peña Nieto va a ser derrotada el 1 de julio por la ciudadanía profunda de este país.
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