fe de erratas

31 dic 2012

El subcomandante y el PRI

para reflexionar                                       

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Alvaro Albarrán
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Regresa el subcomediante Marcos para dividir a la izquierda y hacerle el caldo gordo al PRI:
http://www.jornada.unam.mx/2012/12/31/politica/002n1pol
Por supuesto que el subcomediante Marcos conoce a todos los partidos podríticos, pero desconoce a los movimientos:
http://www.jornada.unam.mx/2012/12/31/politica/003n1pol
Con ayuda del EZLN y con los que "piensan" que todos los políticos son iguales, el PRI buscará carro completo en 2013:
http://www.jornada.unam.mx/2012/12/31/politica/005n1pol
La corrupción y tráfico de influencias en PEMEX dejó 8 de cada 10 dólares en manos PRIANdilleras: http://www.jornada.unam.mx/2012/12/31/economia/023n1eco

“El subcomediante Marcos, estrella de NarcoTelevisa, inicia su propaganda de desprestigio a todos los movimientos de izquierda que no piensan como él”

By: Alvaro Albarrán

El silencio zapatista                        

Conmemoran 15 años de la matanza de Acteal. Foto: Xinhua
Conmemoran 15 años de la matanza de Acteal.
Foto: Xinhua
Para las hermosas Abejas de Acteal

MÉXICO, D.F. (Proceso).- Desde el 8 de mayo de 2011, fecha en que acompañaron el silencio de la marcha del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) hacia el Zócalo de la Ciudad de México, los zapatistas no habían vuelto a manifestarse. Diecinueve meses después, en la conmemoración de la masacre de Acteal, a unos cuantos días del 19 aniversario de su aparición pública, volvieron a hacerlo. Cuarenta mil zapatistas bajaron nuevamente de las montañas para ocupar las plazas públicas de varias ciudades de Chiapas. Lo asombroso no es la perfecta disciplina con la que marcharon, sino la inmensa extensión de su silencio, y el breve comunicado, el más breve de todos los que han dado, con el que lo acompañaron: ¿Escucharon? Es el sonido de su mundo derrumbándose. Es el nuestro resurgiendo. El día que fue el día, era noche. Y noche será el día”.
Hace ya tiempo, Theodor Adorno, uno de los filósofos que más reflexionó sobre la imposibilidad de decir algo frente a la barbarie desatada por el nazismo, escribió en Crítica cultural y sociedad su famosa y terrible sentencia: “Escribir poesía después de Auschwitz es bárbaro”.
Para Adorno, el lenguaje, en un mundo en el que la realidad ha llegado a esos grados de degradación humana, está agotado. Cualquier cosa que pudiera decirse sobre él sería una banalización. El lenguaje a esos niveles ya no puede hacerse cargo del horror; frente a él, sólo queda el silencio.
El silencio de la marcha zapatista del 21 de diciembre de 2012 tiene ese sentido. Pertenece, en medio de un mundo que se derrumba en la noche y el espanto, “a ese silencio digno e inevitable que –dice Humberto Beck– se presenta ante la inefabilidad del dolor y del exceso de realidad”. Pertenece también, y paradójicamente, a un decir. Por un lado, dice algo tan fulminante como lo que George Steiner dijo de la lengua alemana después de Auschwitz: La lengua del español de México, la lengua de los políticos rebasada por la barbarie del crimen, solamente “comunica, pero ya no puede crear ningún sentido de comunión”. Dieciocho años de regímenes que han hecho del dinero, la corrupción y el crimen el lugar de la patria, destruyeron la vida e introdujeron en el lenguaje mismo un grado terrible de inhumanidad que se expresa en el lenguaje atroz, desquiciado en su sintaxis y lleno de faltas de ortografía de los mensajes que los criminales dejan sobre el lenguaje mutilado de los cuerpos; se expresa también en ese lenguaje de la vida política que ha reducido la muerte a cifras de “bajas colaterales” sin importancia.

Por otro lado, dice a quienes se han negado desde el poder a hacerse cargo de ese abismo que es necesario crear un nuevo discurso que pueda refundar el sentido.
 La única manera de hacerlo, la única manera de crear el sentido de la comunión o, para usar el lenguaje simbólico del silencio zapatista, la única manera de que la noche que vive México se convierta en día y de que del derrumbamiento de un mundo resurja el mundo común, es creando un gran diálogo nacional en el que estén incluidos todos.
México –no han dejado de mostrarlo los zapatistas y los diversos movimientos sociales que no han dejado de emerger del derrumbamiento de un mundo cuya violencia ha destrozado los significados– está hecho en más de un sentido de los excluidos, es decir, de las víctimas tanto estructurales como de la guerra, de las víctimas que ese mundo que se derrumba no ha dejado de crear y cuyo rostro está condensado en el paliacate y el pasamontañas zapatista. Por lo mismo, México, para resurgir, tiene que contar con ellos. Son esos anónimos, esos excluidos que silenciosa y sorprendentemente tomaron de nuevo las carreteras y las calles de las ciudades, los que pueden, junto con todos los demás, hacer de la noche el día.

Si Enrique Peña Nieto pretende realmente crear una unidad nacional que salve a México, tiene que escuchar ese inmenso y profundo silencio, y convocar a un encuentro nacional de todos los actores del país, para que juntos, a lo largo de varios días, y de cara a la nación, es decir, frente a los medios de comunicación, creemos esa ruta de paz y de justicia que requiere México, y encontremos el lenguaje común y el sentido que perdimos.
Si no lo hace así, si la unidad de la nación la hará sólo, como hasta ahora la ha hecho en el Pacto por México, con los partidos políticos, las clases empresariales y algunas organizaciones civiles, si no incluye a todos los actores sociales, no podremos crear ese lenguaje y ese sentido que el nuevo día reclama. Entonces, el lenguaje de la noche y del mundo que se derrumba, el lenguaje atroz de la muerte, seguirá su inexorable caída, y el resurgimiento del día, que nada ni nadie podrá impedir, tendrá costos mucho más inmensos.

El silencio zapatista nos está planteando una vez más el tema del sentido en medio de una situación intolerable. Su retorno sólo puede suceder a través de una experiencia radical. Después de lo que hemos vivido y continuamos viviendo –parafraseo a Adorno– no hay palabra teñida desde las alturas, ni siquiera una palabra teológica, que tenga ningún derecho, a menos que haya sido sometida a un diálogo y a una toma de postura verdaderamente nacional.
Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, liberar a todos los zapatistas presos, derruir el Costco-CM del Casino de la Selva, esclarecer los crímenes de las asesinadas de Juárez, sacar a la Minera San Xavier del Cerro de San Pedro, liberar a todos los presos de la APPO, hacerle juicio político a Ulises Ruiz, cambiar la estrategia de seguridad, resarcir a las víctimas de la guerra de Calderón y promulgar la Ley de Víctimas.
  http://www.proceso.com.mx/?p=329251
Resistencia México TV's photo.
El subcomandante y el PRI 

Por: Sanjuana Martínez - Diciembre 31 de 2012

El subcomandante insurgente Marcos resurge bajo el gobierno de Enrique Peña Nieto, después de un largo y ominoso silencio durante el calderonato que dejó en ruinas a México. 

La figura de Marcos me resulta contradictoria. Hay que reconocer su permanencia en la selva durante los últimos 20 años y su lucha a favor de los indígenas, pero no podemos olvidar que perdió credibilidad hace años con sus comunicados delirantes. 

Lo perdimos, por culpa de la bestia negra: el ego. Su narcisismo no le permitió trascender más allá del personaje. La máscara, la pipa, la pose, los escritos. Todo en él parecía auténtico. Y así lo fue, pero luego perdió la brújula de la congruencia ideológica. 

¿Cómo ha ayudado Marcos a los indígenas de Chiapas?… Habría que hacer un recuento de los beneficios que han obtenido desde el levantamiento zapatista de enero de 1994, cuando demandaban democracia, libertad, tierra, pan y justicia a Carlos Salinas de Gortari. A simple vista no parece haber cambiado mucho la vida de esa parte de la población que sigue viviendo en condiciones de olvido y extrema pobreza. 

Por una parte, seguimos esperando el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés sobre Derechos y Cultura Indígena que el gobierno firmó con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el 16 de febrero de 1996, para finalmente modificar la Constitución a fin de otorgar derechos, incluyendo autonomía, justicia e igualdad a los indígenas. La traición de Emilio Chuayffet y Ernesto Zedillo impidió que los acuerdos fueran una realidad, pero también la falta de acción del liderazgo zapatista encabezado por Marcos.

Insisto, la figura del subcomandante insurgente me resulta contradictoria. Admiré su fortaleza y compromiso social, su tenacidad para no claudicar en los más grandes ideales. Pero nunca comprendí su silencio inexplicable durante los últimos años del sangriento sexenio de Felipe Calderón. La voz de Marcos representa, o representaba, la resistencia, la reivindicación de las causas más justas, la exigencia de justicia y eso era, o es, lo que necesitan las víctimas de la guerra delirante del ex inquilino de Los Pinos. Lamentablemente, el silencio te convierte en cómplice o se traduce en una especie de benevolencia hacia uno de los presidentes más destructores de México. 

Luego, Marcos ha tenido está especie de quiebre con la izquierda representada por el PRD y otras corrientes políticas. Y una nula influencia en las preferencias electorales de Chiapas. Por una parte, su crítica provocó la destitución del priísta Eduardo Robledo y el cuestionamiento de los gobiernos de Julio César Fierro y Roberto Albores; pero tampoco logró conectar con los perredistas Pablo Salazar Mendiguchía y Juan Sabines Guerrero. Es sano que Marcos no haga alianza con ningún partido, pero ¿es benéfico? En Chiapas volvió el PRI representado por el llamado “sucesor” de Peña, el gobernador Manuel Velasco Coello, representante también del honorable Partido Verde. 

Resulta paradójico que ahora sea el gobernador Velasco Coello quien pida al gobierno federal y al Congreso de la Unión una respuesta a las demandas del EZLN y el cumplimiento a los Acuerdos de San Andrés Larráinzar y a que las autoridades escuchen a los zapatistas. Un gobernador del partido que provocó el alzamiento zapatista. Más aún: que sea este gobernador priísta quien haya ordenado el pasado 20 de diciembre, la liberación de los hermanos Juan, Jacobo, Aníbal y Carlos López Monzón, estos dos últimos, integrantes del movimiento zapatista, que estaban presos en el penal del municipio de Motozintla, Chiapas. 

Y más paradójico resulta que la hermana del subcomandante Marcos, Paloma Guillén Vicente, haya sido nombrada por el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, como la nueva titular de la Subsecretaría de Población, Migración y Asuntos Religiosos. ¿Cómo va a afectar que esta funcionaria peñista que pronto será la subsecretaria de Derechos Humanos, tenga a un insurgente “luchando” en la Selva Lacandona?

La relación del subcomandante con el PRI se estrecha: su sobrino, Jorge Méndez Guillén, es el flamante secretario particular del secretario de Finanzas del Comité Nacional del tricolor. Parece mentira, las vueltas que da la vida. El partido que provocó la revuelta zapatista está ahora emparentado con el insurgente, y lo peor es que sea bajo la sombra de Carlos Salinas de Gortari, el mismo hombre que incitó a la rebelión zapatista. ¿Cómo afectará esta nueva etapa en sus luchas y reivindicaciones? Algunos dirán que eso no tiene nada que ver. Ya lo veremos. Él ha insistido en señalar que “el poder pudre la sangre y oscurece el pensamiento”. 

En cualquier caso, más allá de la figura de Marcos y su personaje mediático, lo que verdaderamente importa es la exhibición de fuerza que hicieron esos 40 mil indígenas el pasado 21 de diciembre en la marcha silenciosa celebrada durante el cambio del Baktún maya. Fue impresionante y muy alentador observar esa impresionante congregación de compatriotas luchando por la reivindicación de los derechos de 12 millones de mexicanos que en este momento siguen siendo invisibles. Los indígenas siguen sin estar representados en las instituciones y eso tiene que cambiar algún día. 

Y para ello no se necesita que ningún mundo se derrumbe, como amenazó Marcos en su último comunicado. “¿Escucharon? Es el sonido de su mundo derrumbándose. Es el nuestro resurgiendo”, escribió con sus dotes literarios y poéticos. 

Tal vez, sería bueno decir: “¿Escucharon?… Los indígenas han dejado de ser invisibles y entre todos podemos cambiar la historia”

*aa*El subcomandante y el PRI     
Por: Sanjuana Martínez - Diciembre 31 de 2012
El subcomandante insurgente Marcos resurge bajo el gobierno de Enrique Peña Nieto, después de un largo y ominoso silencio durante el calderonato que dejó en ruinas a México.

La figura de Marcos me resulta contradictoria.
Hay que reconocer su permanencia en la selva durante los últimos 20 años y su lucha a favor de los indígenas, pero no podemos olvidar que perdió credibilidad hace años con sus comunicados delirantes.

Lo perdimos, por culpa de la bestia negra: el ego
. Su narcisismo no le permitió trascender más allá del personaje. La máscara, la pipa, la pose, los escritos. Todo en él parecía auténtico. Y así lo fue, pero luego perdió la brújula de la congruencia ideológica.

¿Cómo ha ayudado Marcos a los indígenas de Chiapas?…
Habría que hacer un recuento de los beneficios que han obtenido desde el levantamiento zapatista de enero de 1994, cuando demandaban democracia, libertad, tierra, pan y justicia a Carlos Salinas de Gortari. A simple vista no parece haber cambiado mucho la vida de esa parte de la población que sigue viviendo en condiciones de olvido y extrema pobreza.

Por una parte, seguimos esperando el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés sobre Derechos y Cultura Indígena que el gobierno firmó con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el 16 de febrero de 1996, para finalmente modificar la Constitución a fin de otorgar derechos, incluyendo autonomía, justicia e igualdad a los indígenas. La traición de Emilio Chuayffet y Ernesto Zedillo impidió que los acuerdos fueran una realidad, pero también la falta de acción del liderazgo zapatista encabezado por Marcos.

Insisto, la figura del subcomandante insurgente me resulta contradictoria. Admiré su fortaleza y compromiso social, su tenacidad para no claudicar en los más grandes ideales. Pero nunca comprendí su silencio inexplicable durante los últimos años del sangriento sexenio de Felipe Calderón. La voz de Marcos representa, o representaba, la resistencia, la reivindicación de las causas más justas, la exigencia de justicia y eso era, o es, lo que necesitan las víctimas de la guerra delirante del ex inquilino de Los Pinos. Lamentablemente, el silencio te convierte en cómplice o se traduce en una especie de benevolencia hacia uno de los presidentes más destructores de México.

Luego, Marcos ha tenido está especie de quiebre con la izquierda representada por el PRD y otras corrientes políticas. Y una nula influencia en las preferencias electorales de Chiapas. Por una parte, su crítica provocó la destitución del priísta Eduardo Robledo y el cuestionamiento de los gobiernos de Julio César Fierro y Roberto Albores; pero tampoco logró conectar con los perredistas Pablo Salazar Mendiguchía y Juan Sabines Guerrero. Es sano que Marcos no haga alianza con ningún partido, pero ¿es benéfico? En Chiapas volvió el PRI representado por el llamado “sucesor” de Peña, el gobernador Manuel Velasco Coello, representante también del honorable Partido Verde.

Resulta paradójico
que ahora sea el gobernador Velasco Coello quien pida al gobierno federal y al Congreso de la Unión una respuesta a las demandas del EZLN y el cumplimiento a los Acuerdos de San Andrés Larráinzar y a que las autoridades escuchen a los zapatistas. Un gobernador del partido que provocó el alzamiento zapatista. Más aún: que sea este gobernador priísta quien haya ordenado el pasado 20 de diciembre, la liberación de los hermanos Juan, Jacobo, Aníbal y Carlos López Monzón, estos dos últimos, integrantes del movimiento zapatista, que estaban presos en el penal del municipio de Motozintla, Chiapas.

Y más paradójico resulta que la hermana del subcomandante Marcos, Paloma Guillén Vicente, haya sido nombrada por el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, como la nueva titular de la Subsecretaría de Población, Migración y Asuntos Religiosos. ¿Cómo va a afectar que esta funcionaria peñista que pronto será la subsecretaria de Derechos Humanos, tenga a un insurgente “luchando” en la Selva Lacandona?

La relación del subcomandante con el PRI se estrecha: su sobrino, Jorge Méndez Guillén, es el flamante secretario particular del secretario de Finanzas del Comité Nacional del tricolor. Parece mentira, las vueltas que da la vida. El partido que provocó la revuelta zapatista está ahora emparentado con el insurgente, y lo peor es que sea bajo la sombra de Carlos Salinas de Gortari, el mismo hombre que incitó a la rebelión zapatista. ¿Cómo afectará esta nueva etapa en sus luchas y reivindicaciones? Algunos dirán que eso no tiene nada que ver. Ya lo veremos. Él ha insistido en señalar que “el poder pudre la sangre y oscurece el pensamiento”.

En cualquier caso, más allá de la figura de Marcos y su personaje mediático, lo que verdaderamente importa es la exhibición de fuerza que hicieron esos 40 mil indígenas el pasado 21 de diciembre en la marcha silenciosa celebrada durante el cambio del Baktún maya. Fue impresionante y muy alentador observar esa impresionante congregación de compatriotas luchando por la reivindicación de los derechos de 12 millones de mexicanos que en este momento siguen siendo invisibles. Los indígenas siguen sin estar representados en las instituciones y eso tiene que cambiar algún día.

Y para ello no se necesita que ningún mundo se derrumbe, como amenazó Marcos en su último comunicado. “¿Escucharon? Es el sonido de su mundo derrumbándose. Es el nuestro resurgiendo”, escribió con sus dotes literarios y poéticos.

Tal vez, sería bueno decir: “¿Escucharon?… Los indígenas han dejado de ser invisibles y entre todos podemos cambiar la historia”

1 comentario:

Anónimo dijo...

Marcos es un cobarde, igual que todos en este país.