Calderón y la traición a los huicholes
Arturo Rodríguez GarcíaEn San Luis Potosí, los integrantes del Frente por la Defensa de Wirikuta están en resistencia desde hace varios meses: buscan impedir que la firma canadiense First Majestic explote una mina asentada en pleno santuario huichol. Dicen que si el gobierno permite esa acción causará daños irreversibles al entorno ecológico y a sus ancestrales tradiciones. Pero lo que más les duele, comentan, es que en 2008 el presidente Felipe Calderón, ataviado a la usanza huichola, se comprometió a “fortalecer la continuidad histórica de los lugares sagrados”, pero hasta ahora no ha cumplido.
MÉXICO, D.F., 4 de junio (Proceso).- Para el pueblo wixárika, mejor conocido como huichol, la sierra de Catorce y su valle circundante forman un lugar sagrado. Ellos se refieren a esa región de San Luis Potosí como Wirikuta y le rinden tributo desde tiempos inmemoriales.
En su cosmogonía, Wirikuta es uno de los cincos puntos cardinales que dieron origen al mundo; ahí nacieron los dioses bajo el influjo del poderoso Tau (el Sol), que ellos consideran el pilar de la vida. Por eso, dicen, su destrucción significaría el fin de la humanidad.
Desde tiempos remotos, sus maracames o chamanes han transmitido a la comunicad huichola un mensaje primordial, según el cual la vida nació en el mar. A ello se debe que cada generación conozca y repita las tradicionales tonadas sobre las epopeyas del Kauyumari (Venado Azul), que abandonó el vientre materno y se dirigió a Wirikuta (Tierra del jícuri o peyote) donde dio forma, vida a la historia del mundo.
Para recordarlo, los huicholes realizan una peregrinación a ese sitio cada año para venerar a Kauyumari y a Tetehuari (Dios del Fuego). Reproducen el ritual de sus ancestros y agradecen a sus deidades por la vida; les piden, entre otras cosas, agua para los maizales, fertilidad para sus tierras y elevan plegarias, dicen, para el equilibrio del mundo y de los seres que lo habitan.
Su religión ha sobrevivido durante siglos. Desde la llegada de los españoles, los wixárikas se resistieron a cambiar su cosmogonía originaria por la fe colonizadora. De acuerdo con el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), hoy la mitad de los huicholes siguen practicando su antigua fe y se asumen como guardianes del planeta.
Pero esa historia rica en tradiciones no dice nada a la First Majestic Silver Corporation. A los dueños de la firma canadiense poco les importa que desde 1988 Wirikuta haya sido incorporada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) a la Red Mundial de Lugares Sagrados Naturales y que desde 2004 esté en la lista tentativa de esa organización para convertirse en Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad.
Extracto del reportaje que se publica en la edición 1805 de la revista Proceso, ya en circulación.
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