fe de erratas

3 dic 2011

Es hora de que AL recupere su independencia ...........y algunos poemas rescatados

Es hora de que AL recupere su independencia

Ambiente propicio ante la pérdida de poder y autoridad de EU, dice Eduardo Galeano

BLANCHE PETRICH/ I    La Jornada   24 Marzo 2009

Del periodismo, de los pueblos de América Latina que se cansaron de bailar salsa al ritmo del Titanic, de la historia del mundo, del racismo y del machismo. De su formación académica en los cafés de Montevideo. De su estilo literario, que aspira a decir lo más con menos, carne y hueso sin grasa, palabra desnuda.

 De su última aventura, Espejos, un libro de contrahistoria que abarca lo inabarcable y narra una serie de historias chiquitas desde el punto de vista de los que no están en los libros, los excluidos, los despreciados. Eduardo Galeano se engancha fácil para hablar de todo esto y más con La Jornada, diario que –asegura– también es mi casa.

El uruguayo Galeano tamborilea con los dedos sobre la talla de una cabeza africana con la que se ilustra la portada de Espejos, su obra más reciente. Aquí –dice– me paseo por la historia universal de manera muy irresponsable.

 Se ríe de sí mismo: Desde el tiempo de las cavernas para acá, no se me escapa nada. Claro, lo que más me llega es lo que pasó en el siglo XX, que el mío. Ahora, el siglo XXI debe aprender de lo que ocurrió  en el XX.

Lo que ocurrió es el doble fracaso: por un lado de las sociedades que sacrificaron la libertad en nombre de la justicia y, por el otro, las que sacrificaron la justicia en nombre de la libertad.

El desafío de los tiempos que vienen es que ellas dos vuelvan a estar juntitas.

 
La gente que me gusta.

Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace en menos tiempo de lo esperado.
Me gusta la gente con capacidad para medir las consecuencias de sus acciones, la gente que no deja las soluciones al azar.
Me gusta la gente estricta con su gente y consigo misma, pero que no pierda de vista que somos humanos y nos podemos equivocar.
Me gusta la gente que piensa que el trabajo en equipo, entre amigos, produce más que los caóticos esfuerzos individuales.

Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría.
Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos serenos y razonables.
Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza de reconocer que no sabe algo o que se equivocó.
Me gusta la gente que al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.
Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente; a éstos los llamo mis amigos.
Me gusta la gente fiel y persistente, que no fallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.
Me gusta la gente que trabaja por resultados. Con gente como esa, me comprometo a lo que sea, ya que con haber tenido esa gente a mi lado me doy por bien retribuido.
Mario Benedetti
 
         LOS AMOROSOS
    • Los amorosos callan.
      El amor es el silencio más fino,
      el más tembloroso, el más insoportable.
      Los amorosos buscan,
      los amorosos son los que abandonan,
      son los que cambian, los que olvidan.
      Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
      no encuentran, buscan.
      Los amorosos andan como locos
      porque están solos, solos, solos,
      entregándose, dándose a cada rato,
      llorando porque no salvan al amor.
      Les preocupa el amor. Los amorosos
      viven al día, no pueden hacer más, no saben.
      Siempre se están yendo,
      siempre, hacia alguna parte.

      Esperan,
      no esperan nada, pero esperan.
      Saben que nunca han de encontrar.
      El amor es la prórroga perpetua,
      siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
      Los amorosos son los insaciables,
      los que siempre —¡qué bueno!— han de estar solos.
      Los amorosos son la hidra del cuento.
      Tienen serpientes en lugar de brazos.
      Las venas del cuello se les hinchan
      también como serpientes para asfixiarlos.
      Los amorosos no pueden dormir
      porque si se duermen se los comen los gusanos.
      En la obscuridad abren los ojos
      y les cae en ellos el espanto.
      Encuentran alacranes bajo la sábana
      y su cama flota como sobre un lago.
      Los amorosos son locos, sólo locos,
      sin Dios y sin diablo.
      Los amorosos salen de sus cuevas
      temblorosos, hambrientos,
      a cazar fantasmas.
      Se ríen de las gentes que lo saben todo,
      de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
      de las que creen en el amor como en una lámpara de inagotable aceite.

      Los amorosos juegan a coger el agua,
      a tatuar el humo, a no irse.
      Juegan el largo, el triste juego del amor.
      Nadie ha de resignarse.
      Dicen que nadie ha de resignarse.
      Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
      Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
      la muerte les fermenta detrás de los ojos,
      y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
      en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.
      Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
      a mujeres que duermen con la mano en el sexo, complacidas,
      a arroyos de agua tierna y a cocinas.
      Los amorosos se ponen a cantar entre labios
      una canción no aprendida.
      Y se van llorando, llorando
      la hermosa vida.

      Jaime Sabines
  • NO TE SALVES
    No te quedes inmóvil
    al borde del camino
    no congeles el júbilo
    no quieras con desgana
    no te salves ahora
    ni nunca
    no te salves
    no te llenes de calma

    no reserves del mundo
    sólo un rincón tranquilo
    no dejes caer los párpados
    pesados como juicios

    no te quedes sin labios
    no te duermas sin sueño
    no te pienses sin sangre
    no te juzgues sin tiempo

    pero si
    pese a todo
    no puedes evitarlo
    y congelas el júbilo
    y quieres con desgana

    y te salvas ahora
    y te llenas de calma
    y reservas del mundo
    sólo un rincón tranquilo
    y dejas caer los párpados
    pesados como juicios
    y te secas sin labios
    y te duermes sin sueño
    y te piensas sin sangre
    y te juzgas sin tiempo
    y te quedas inmóvil
    al borde del camino
    y te salvas
    entonces
    no te quedes conmigo

    BENEDETTI


    ¿Por qué persistes, incesante espejo?
    ¿Por qué duplicas, misterioso hermano,
    el movimiento de mi mano?
    ¿Por qué en la sombra el súbito reflejo?

    Eres el otro yo de que habla el griego
    y acechas desde siempre. En la tersura
    del agua incierta o del cristal que dura
    me buscas y es inútil estar ciego.

    El hecho de no verte y de saberte
    te agrega horror, cosa de magia que osas
    multiplicar la cifra de las cosas

    que somos y que abarcan nuestra suerte.
    Cuando esté muerto, copiarás a otro
    y luego a otro, a otro, a otro, a otro


Café dulce amargo …
Eres sabor amargo…
Como el café de mis mañanas,
Aromático…..

De negrura envolvente …..
Como el deseo que contagia
Que subyuga y despierta ……
envuelve en momentos
con sabores encantados
despierta mis antojos..

Tomado a pequeños sorbos….
Desesperanza tomada a cuenta gotas

Como el veneno más grato
que apuramos sin sentir
si la temperatura es tomada
ó tomada del apremio de ser tomados
……como el café de mis mañanas
Maria Isela

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