jueves, 12 de junio de 2014
Lydia Cacho - Se equivoca Videgaray
Durante su reciente visita a España, el presidente Enrique Peña Nieto y
su Secretario de Economía que casi siempre en el extranjero se presenta
como un vicepresidente poco modesto y harto hablador, volvieron a
demostrar su ignorancia y prepotencia.
Parece que a muchos políticos les ataca el síndrome del planeta desconectado;
ellos creen que pueden ir a España, Dubai o Washington, declarar que
todo está estupendamente e ignorar que, desde que están haciendo sus
declaraciones, la sociedad y algunos medios de su país ya se están
enterando de las mentiras propagadas.
Lo hacía Calderón en cada viaje a España, ahora es turno de Peña y su virreyVidegaray.
Está claro que ellos viajan como en campaña de relaciones públicas para
promover una falsa imagen de un México democrático y un presidente
efectivo. Sería ingenuo creer que su propósito es revelar la verdad; lo
suyo es vender una fantasía, y Videgaray lo hace con la sonrisa propia
de quien va al mundial y no con la seriedad de un secretario de estado
que va a dejar grabadas las necedades que regresarán algún día a
morderle los talones.
Dice el flamante secretario que “La sociedad tiene todo el derecho a
ser impaciente. Nos hemos convertido en una economía abierta, estable,
pero el crecimiento en México en los últimos 30 años, con una media del
2,4%, ha dejado mucho que desear. Y el objetivo de las reformas es
cambiar la tendencia de crecimiento para que sea más acelerado, pero eso
toma tiempo”, explicó. ¿Impacientes? ¿de verdad? Videgaray es
incapaz de distinguir la impaciencia (intranquilidad producida por algo
que molesta y no acaba de llegar) de la indignación (irritación y enfado
vehemente ante un engaño).
Lo que a millones de personas nos indigna es la persistencia de este
gobierno para vendernos una fórmula de suyo inaceptable: privatizar los
hidrocarburos en un contexto de rampante corrupción institucional;
dejarla bajo la supervisión de Pedro Joaquín Coldwell, flamante
Secretario de Energía y reconocido operador de la corrupción
gubernamental. Y ponerla en manos de Pemex, institución plagada de
irregularidades, fraudes, licitaciones manipuladas, equipos obsoletos y
un director claramente coludido con personajes y empresas mexicanas y
extranjeras propensas al fraude, el latrocinio empresarial y la
manipulación de cifras.
El secretario Videgaray defiende la reforma energética argumentando que “el
efecto liberador de las reformas se percibirá a partir de la segunda
mitad del sexenio de Peña Nieto cuando se logre romper el monopolio del
gas y el petróleo que traerá consigo un enorme flujo de inversiones
privadas, estimadas en 50 mil millones de dólares (mdd) anuales, es
decir, 30 mil mdd más de lo que actualmente se obtiene en ese rubro.”
Pero en España ningún periodista preguntó cómo piensan “romper el
monopolio” que tiene el Estado si al mismo tiempo aseguran que Pemex
tendrá el control de los bienes de la nación. Seguramente de la misma
manera en que nos dijeron (yo todavía me acuerdo cuando nos lo vendieron
como panacea) que para que Telmex funcionara mejor lo iban a
privatizar, ahora tenemos las tarifas telefónicas más caras, un
multimillonario enriquecido por el ex presidente Salinas y una supuesta
competencia en telefonía con tarifas ridículamente altas y cuya
competencia radica en dar pésimos servicios y muy caros. O se proponen
“romper” el otro monopolio apoyando a Televisa, con un traje reformista a
la medida, para jugar a tener más canales con nombres diferentes a fin
de que las y los mexicanos creamos que eso es competencia auténtica. No
es impaciencia es realismo.
Creen que no nos dimos cuenta de que el presidente de la Comisión de
Energía, David Penchyna Grub, presentó un nuevo procedimiento para
regular la discusión pactado por priístas y panistas, que prevé la
discusión de los artículos reservados sin votación en lo general (a lo
oscurito otra vez). Creen que no entendemos que las iniciativas de las
21 leyes en materia energética no garantizan la Seguridad Energética
Nacional para los próximos 30 años, sino que privilegian la entrega de
los hidrocarburos a la iniciativa privada extranjera, bajo la
supervisión de un clan político corrupto que se ha enriquecido operando
recursos públicos y licitaciones.
Había que decirle al responsable de la economía que cada vez que habla
enardece más a la sociedad mexicana; que el lenguaje que utiliza
descalifica lo que académicos, expertas en las materias específicas, en
transparencia y procesos legislativos han dicho: que estas reformas de
energéticos y telecomunicaciones, tal como han sido planteadas,
arrebatan a la sociedad la posibilidad de vivir mejor en el futuro,
fortalecen la corrupción, maquillan y fortalecen a los monopolios
existentes, dan acceso a los hidrocarburos mexicanos a empresas
extranjeras corruptoras, socialmente y ecológicamente irresponsables.
No: la sociedad mexicana no se impacienta, se rebela, se indigna, asume
su derecho constitucional a ir contra políticas neoliberales que
destruyen a la clase media, que promueven la censura, que agrandan la
brecha de acceso tecnológico; se manifiesta con claridad e informada
frente a las trampas que dejan a los pueblos mexicanos sin
medios públicos libres y accesibles, que fomentan más pobreza e
ignorancia, que entregan en manos de los peores lo mejor de México.
Leído en http://www.sinembargo.mx/opinion/12-06-2014/24647
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