|  | ||||||||||||||||||||
| ¡No disparen, soy un niño! | ||||||||||||||||||||
| Ricardo Rocha | ||||||||||||||||||||
| 15 de abril de 2010 | ||||||||||||||||||||
| El Universal.mx | ||||||||||||||||||||
|  No lo inventé yo. Lo escribió en grandes letras infantiles en una  cartulina escolar uno de los pequeños manifestantes de Nuevo Laredo.   Compañero de juegos de Bryan y Martín Almanza Salazar, asesinados a  tiros por los soldados. Y es que ya son muchos los niños muertos en esta  guerra absurda y fuera de control.   Todavía antier, el secretario de Gobernación quiso matizar al decir que  “la versión que se presenta como un fenómeno aislado no tiene  precedentes en el comportamiento de nuestras fuerzas de seguridad”.  O  está muy mal informado o miente. Ahí le va: en la madrugada del sábado 2  de junio de 2007, en la comunidad de Los Alamillos, municipio de  Culiacán, Sinaloa, soldados del Ejército mexicano mataron a tiros a  Griselda Galaviz Barraza y a sus hijos Grisel, Juana y Edwin Esparza  Galaviz de dos a siete años de edad y a otras dos personas.  Fue en un  retén, ¿le suena, señor secretario? Todos venían en una troca, ¿le  vuelve a sonar? Y según Adán Esparza Parra, el padre, nadie les hizo  señal de alto y “los militares abrieron fuego cuando, despacio, cruzamos  el retén”, ¿le requetesuena, secretario?   Por supuesto que en ese caso jamás se hizo justicia porque en este país  los militares se investigan y se juzgan a sí mismos, además de las  múltiples complicidades para echarle tierra a sus crímenes.  Por eso, en  la primera entrevista del pasado viernes 15, Cinthia Salazar —madre de  Bryan y Martín— me decía extrañada que “no había noticias” sobre la  muerte de sus hijos.   Pero, además de la pretendida impunidad, hay un menosprecio a los  muertos pobres que este gobierno no puede ocultar. El mismo señor Gómez  Mont dijo también antier: “Le reitero el respeto profundo al dolor de  esa madre que vio morir en sus brazos a su hijo”.  Toda una perla  declarativa. A ver: no es verdad que le “reitera” porque en la ocasión  anterior tocó el tema casualmente; en cuanto al “respeto profundo al  dolor”, nótese que no se conduele, y menos aun se conmueve o se indigna,  nomás respeta, ¡qué generoso!; por lo que hace a “esa madre” ¿no se  pudo tomar la molestia de pronunciar su nombre?; al final, mañosamente  refiere que “vio morir en sus brazos a su hijo”.  No, don Fernando, Bryan  de cinco años no se murió de una disentería o una pulmonía, lo mataron a  tiros los soldados que su secretaría defiende como si fuera su agencia  de relaciones públicas. Pero ni cómo enmendar al general Galván Galván  cuando dijo que son “daños colaterales”.  Y es que hay que señalarlo con todas sus letras: el actual gobierno  calderonista ha trastocado la concepción original del Estado; las  Fuerzas Armadas ya no tienen como prioridad la integridad de los  mexicanos. Ahora, lo que importa es matar a cualquier sospechoso y si se  atraviesan inocentes o sus soldados se equivocan, mala suerte. Por  cierto, también para este gobierno hay mexicanos de primera y de  segunda. En el caso de los estudiantes del Tec enviaron un pésame de  alto nivel.  Pero como los Almanza son pobres, que se consuelen solos.   P.D. Para mi querido Joaquín Sabina, por los viejos y los nuevos  tiempos.  | ||||||||||||||||||||
 
fe de erratas
16 abr 2010
¡No disparen, soy un niño!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario