Incorpora elementos que ya han fracasado en otros países, señala
Retrógrada, la reforma laboral panista,  sostiene académica
Desconocen las experiencias de 20 años en  AL; sólo llevaron a la precariedad
   Trabajadora en la línea de producción de motores de la planta General  Motors de Coahuila, en octubre de 2007   Foto José  Carlo González
Fabiola Martínez
 Periódico  La Jornada
Domingo 4 de abril de 2010, p. 8
Domingo 4 de abril de 2010, p. 8
La iniciativa de reforma laboral del PAN se  sustenta en una visión empresarial, 
retrógrada en términos ideológicos, porque plantea –sin sustento alguno, como ocurrió en los años 80– que flexibilizar el mercado de trabajo es la vía para generar empleos.
Graciela Bensusán, abogada y académica especialista en la Ley Federal  del Trabajo (LFT), sostuvo en entrevista que ninguno de los proyectos  del PAN (en el sexenio pasado la llamada Ley Abascal y ahora la  delineada por el secretario Javier Lozano) va al fondo para atender los  rezagos estructurales derivados de la inmovilidad del artículo 123  constitucional, que debe cambiarse para, por ejemplo, eliminar las  juntas de conciliación y crear tribunales autónomos, base para construir  un verdadero sistema de justicia laboral.
La iniciativa no crea condiciones para la autonomía de los tribunales  laborales y obstaculiza la creación de sindicatos y la firma de  contratos colectivos.
Es evidente, agregó, que el proyecto del PAN tomó un pedacito de  otras propuestas; 
hicieron un popurrí, una mezcla, pero con lógica propia: una mirada de las necesidades empresariales y desconociendo la experiencia de 20 años en América Latina, donde las propuestas que plantean sólo llevaron a la precariedad los empleos de la región.
El proyecto del PAN, elaborado por 
despachos de abogados empresariales, aumenta el control estatal y libera ciertas reglas del juego para presionar a los trabajadores para que abandonen los sindicatos.
Entonces, agregó Bensusán, 
tenemos un retraso ideológico. Es como si ellos vinieran de Marte y no supieran lo que ocurrió en América Latina en la década de los 80. Es un proyecto ignorante.
La iniciativa elaborada por el Ejecutivo y presentada el mes pasado  por los diputados del PAN es la número 333 en el recuento histórico en  esta materia, según estadística de la Secretaría del Trabajo.
Al respecto, la investigadora de la UAM y autora de varios libros y  análisis sobre la LFT dejó en claro que criticar la propuesta panista no  significa evadir el debate. La situación del país hace ineludible  ahondar en la discusión.
Explicó que no ha podido llegar a buen término una reforma laboral  porque en México se evade el debate serio y de fondo. 
¿Cómo vamos a hacer una reforma de 500 artículos si no sabemos qué rumbo va a tomar el país para recuperar el crecimiento?, planteó.
Podemos incluir, por ejemplo, el contrato de capacitación inicial  (uno de los elementos novedosos en la iniciativa panista) y ver cómo  funciona, 
pero no podemos justificar la reforma y decir que con estos cambios se generarán empleos formales y la economía crecerá. Eso no tiene el menor fundamento, es una mentira, dijo.
Bensusán puntualizó algunos aspectos de la iniciativa panista que  derivan en restricciones para el ejercicio de la contratación colectiva y  la huelga; de manera especial, en perjuicio de sindicatos como el de  pilotos y el de sobrecargos.
El proyecto panista incluye nuevos requisitos para demandar la  titularidad de un contrato colectivo, así como arbitraje obligatorio (en  caso de conflicto y huelga); además, elimina la cláusula de exclusión  (cuando un sindicato pide el despido de un trabajador que ha decidido no  pertenecer al mismo), quita la obligatoriedad de las cuotas sindicales e  impone el voto universal, directo y secreto para la elección de  dirigentes.
Estos elementos, dijo la especialista, parecerían positivos pero, en  un ambiente antisindical como el que existe en México se convertirían en  perjudiciales.
 
 
 
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