Calderón y Televisa: historia de una confabulación
Calderón y Azcárraga. Foto: Miguel Dimayuga |
MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- Hace cuatro años, en una cena realizada el 28 de septiembre de 2009, tras una agria discusión con el líder del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), Martín Luis Esparza, Felipe Calderón Hinojosa decidió la liquidación de Luz y Fuerza del Centro.
Esa decisión significó también la estocada final contra la pequeña empresa de telecomunicaciones Tangentte, de Mark Randoph James, para beneficiar a WL Comunicaciones, de Fernando Canales Clariond, y a Grupo Televisa, propietario de la firma Bestel. Ambas, dice, despojaron a esa compañía de una red de fibra óptica utilizada para servicios de triple play.
“Esta es una historia de fraude, desacato, declaraciones falsas, prácticas monopólicas absolutas y relativas y persecución política”, dice el joven empresario James, quien relata a Proceso la forma en que, sostiene, Grupo Televisa y WL Comunicaciones –de la cual son socios Canales Clariond y Ernesto Martens, ambos secretarios de Energía durante el foxismo– desplazaron a su firma apoyados por la administración de Calderón.
“Tangentte fue despojada de una red de fibra óptica de más de
2 mil 270 kilómetros entre Laredo, Texas, y 19 poblaciones de México. La propia compra de la red de telecomunicaciones de Bestel por Televisa violó las obligaciones contractuales ratificadas por sentencia judicial desde inicios de 2007 que impedían su venta –sin la autorización previa de Tangentte– y, por ende, plagada de irregularidades”, sintetiza James.
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