Víctor Jara sigue a las cosas de la vida
24. noviembre, 2013 Álvaro Cepeda Neri * Ex Libris
Poeta, como los antiguos juglares,
Víctor Jara con su guitarra y su inspirada manera de escribir poesía
poniéndole música, interpretó sus propias canciones de amor, de
biografías sociales, de lucha proletaria. Comunista por desesperada
compasión a los pobres, a los campesinos, a los obreros, a los mineros,
en su Chile que tanto amó y por el que luchó hasta su crimen por los
sicarios del pinochetismo, sigue vigente con sus grabaciones y la
tradición que muchos de sus admiradores y seguidores han cultivado en su
honor a través de la Fundación Jara, y sobre la que nos informó el
reportero Manuel Délano, desde Santiago, la capital chilena (El País, 29 de noviembre de 2009).
Jara
fue detenido tras el golpe militar al gobierno de Salvador Allende y
llevado a un estadio con otros miles de chilenos; casi de inmediato fue
torturado. Con las cachas de los rifles golpearon los dedos de sus manos
para que, de sobrevivir, nunca volviera a pulsar las cuerdas de su
guitarra. Después fue víctima de descargas de pistola y rifle para
matarlo y rematarlo con la vileza y el odio del pinochetismo, que así
iniciaba, en 1973 y hasta por 20 años más, un baño de sangre que mermó
considerablemente la población en ese país.
Para tener una concepción del contexto en
el que ocurrió el desgarrador homicidio de este poeta, es necesario
repasar las páginas del libro escrito por su compañera y esposa, Joan
Jara, titulado: Víctor Jara. Un canto truncado (escrito
originalmente en alemán y traducido por Margarita Cavándoli). Es un
texto que va de lo hermoso de la vida a través de Víctor Jara y su
biografía, hasta lo dramáticamente trágico de una muerte sin final,
porque las poesías-canciones de Jara han sobrevivido. En 13 conmovedores
capítulos la autora nos narra la trayectoria de este chileno
excepcional: un obrero de la palabra con música, que desde su comunismo
apoyó el socialismo allendista hasta las últimas consecuencias, pagando
con la vida el heroísmo de su compromiso político y social.
No fue la de Víctor Jara la única
conducta heroica en el Chile de Allende, donde los trabajadores, por
fin, hicieron posible en las urnas el cambio político y económico que
los momios, es decir, la derecha chilena con sus complicidades
estadunidenses y que Pablo Neruda llamó
“el nixonicidio”,
truncaron por medio de una de las dictaduras más viles y sangrientas que
ha tenido América Latina, a la que casi simultáneamente siguieron la
argentina, la boliviana, etcétera. La narración de Joan Alison Turner
Roberts, que firma sólo como Joan Jara, nos lleva, amorosamente, pero
con gran sacrificio de la subjetividad, por la biografía de un poeta
que, sin serlo de poesías trágicas, termina siendo un poeta trágico.
Recordemos al Jara que muchos escuchamos (en lo que a mí toca, durante
mi estancia en Santiago de Chile entre 1972 y 1973, las vísperas del
golpe). Es un poeta y músico en sus canciones. Un luchador social en sus
letras. Y un héroe, combatiente por el socialismo democrático que
escribió los versos:
“Que el canto tiene sentido/cuando palpita en las
venas/del que morirá cantando/las verdades verdaderas”.
Ficha bibliográfica:
Autora: Joan Jara
Título: Víctor Jara. Un canto truncado
Editorial: Ediciones Grupo Zeta
*Periodista
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