fe de erratas

17 oct 2013

Chuayffet no es ingenuo… Es perverso del cártel de Atlacomulco

Chuayffet no es ingenuo… Es perverso del cártel de Atlacomulco


17. octubre, 2013 Álvaro Cepeda Neri * Conjeturas

Sabemos que el sillón y el escritorio que utilizó José Vasconcelos –cuando atinadamente Álvaro Obregón lo nombró secretario de Educación Pública– le quedan exageradamente grandes a Emilio Chuayffet, pero éste se regodea y anda presumiendo que tales muebles lo “inspiran” para –con su modito fracasado de hablar como si estuviera en un concurso de oratoria– empujar la contrarreforma laboral –que no educativa– del peñismo, del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial, de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos y del neoliberalismo salido del proyecto educativo de la dictadura de Augusto Pinochet, que hoy están combatiendo los estudiantes y maestros chilenos.
Exfumador empedernido y comelón de chocolates, habla hasta por sus rechonchos codos. En el sexenio zedillista fue efímero secretario de Gobernación y maniobró para la sucesión presidencial. Pero Zedillo se deshizo de él y lo envió a la madriguera del cártel de Atlacomulco: el grupo depredador creado por Isidro Fabela, continuado por los Hank, los Arturo Montiel, los Chuayffet y que ahora presiden como jefes natos Enrique Peña y César Camacho, para con mil chapuzas –Soriana, Monex y la complicidad del Instituto Federal Electoral y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación– asaltar la Presidencia de la República.
Anda suelto Chuayffet ordenando la represión de los maestros que se oponen a esa contrarreforma; y ya enseñó los dientes el perverso reverso de Vasconcelos al decir que esa contrarreforma permite adelantar el retiro voluntario para la jubilación. No sabe cómo deshacerse de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y de los profesores que ya desertaron del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación al darse cuenta que les quieren imponer el proyecto Pinochet para desplazar la educación pública, laica y gratuita hacia la educación privada, de altas colegiaturas, con impuestos y religiosa. Se hace el ingenuo, pero es un perverso capaz de todo por, otra vez y con más seguridad, conquistar la sucesión peñista, pues presume de su ascendencia con su discípulo Peña.
Fue utilizado como kamikaze para someter a la también perversa Elba Esther Gordillo (ambos se tenían envidia y la vieja rivalidad favoreció a Chuayffet), y con esa ventaja se ha mantenido con el encargo para imponer a como dé lugar la contrarreforma, tras la suspendida vigencia de la legislación y hacer que sea la cuerda al cuello de los maestros. Ya nadie da la cara por esa dizque reforma educativa y Chuayffet, asido a la amenazante divisa de su alumno Peña de que “no hay marcha atrás”, insiste en ejecutarla, lo cual está en chino y por eso es que Miguel Ángel Osorio Chong se hace bolas negociándola.
Pero Chuayffet anda como loquito tratando de ejecutar la contrarreforma. Se trata de imponer el proyecto del dictador Pinochet y la derecha chilena para iniciar el desmantelamiento de la educación pública en los términos del Artículo 3 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y completar el plan del neoliberalismo. Chuayffet es proclive a una dictadura y él asumiría los costos, pues es un golpeador de periodistas que lo critican, como fue mi caso cuando él miraba desde su balcón la golpiza que me propinaron porque en las páginas de La Jornada yo lo criticaba por su autoritarismo y perversidades políticas.
*Periodista

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