Señor Calderón… Perdón, señor Peña: faltó el impuesto a las tortillas
Al entrar Pedro Aspe al salinismo no tenía ni un quinto
a la vista, pero se surtió de la corrupción de ese sexenio siguiendo la
“escuela” del grupo Atlacomulco y su entonces jefe Carlos Hank
González, alias el Profe, para sacar dinero hasta debajo de las piedras. Ahora es millonario asesor de Videgaray. Y ya entrados en gastos,
para saquear de las mayorías empobrecidas hasta lo que no tienen (se
comen sus perros y gatos al estilo chino-cantonés o los echan a la
calle), le faltó a Calderón…, perdón, a Peña, ponerle un impuesto a las
tortillas y a los frijoles, al fin y al cabo que dicen los
panistas-priístas el pueblo aguanta todo.
Al inquilino de Los Pinos y
visitante asiduo de Palacio Nacional para darse ínfulas de
“republicano”, ya le apodan Manuel, porque está arrasando, como
ese ciclón devastador, con los trabajadores, los campesinos y los
indígenas, aparte de robarle a la degradada clase media su miserable
salario, reduciendo más su raquítico consumo para sobrevivir.
Ante
las manifestaciones de los franceses, cuando el gobierno agregó un
impuesto al pan, cuentan que María Antonieta, esposa de Luis XVI,
propuso que les regalaran pastelillos. Al crecer las revueltas, ese Luis
XVI preguntó: “¿Es una revuelta?” y de uno de sus ayudantes le
respondió: “No, majestad, es una revolución”. Y así era. Estallaba la
Revolución de 1789. Pero eso fue en Francia y hace más de 2 siglos,
cuando el Videgaray y el Aspe de entonces, para tener
más dinero para robárselo, aumentaron el precio del trigo.
En nuestro
país el peñismo está seguro de que “aquí no pasa nada” y todos los días
hay revueltas, protestas, levantamientos, cierre de carreteras, toma de
calles en la capital del país, rebeliones estudiantiles y malestar por
las injusticias que no tardan en cerrar el circuito para el movimiento
de “los encabronados”.
Ese Peña Luis XVI va por todo
para el saqueo y quiere coronar (reyecito al fin), sus contrarreformas
provocadoras con la privatización de Petróleos Mexicanos.
Peña, como López de Santa Anna, puso
impuestos a la compra de perros, gatos, pericos, pájaros, conejos,
etcétera, y a los alimentos de esos animales, aunque algunos perros son
guías de ciegos. Así que para completar el IVA que no se pudo imponer a
colegiaturas, queda muy bien un impuesto al consumo de maíz y tortillas,
ya que el pan de dulce también entró a la lista de los impuestos. Y si
éstos fueran manejados honradamente no habría muchas protestas, pero es
dinero para los peñistas que, como todos, lo consideran un botín para
enriquecerse.
Así que, señor Calderón…, perdón, señor Salinas de Gortari…, perdón otra vez, señor Luis XVI…, perdón, señor Peña: ordénele a su
Videgaray que proponga un impuesto de 2 pesos por kilo de tortillas y 1
peso por kilo de maíz. No pasa nada. Los mexicanos aguantarán esa
dictadura, no obstante que el volcán social está a punto de
estallar. Y cuando lo haga, que Osorio Chong conteste: “No, majestad… No
pasa nada”, y olvide que a Santa Anna le estalló la Revolución de
Ayutla y lo echaron de la Presidencia, aunque esto fue en 1854. “Aquí no
pasa nada”.
*Periodista
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