fe de erratas

20 ago 2013

El reformismo de Peña descuida seguridad y empleo

El reformismo de Peña descuida seguridad y empleo 

20. agosto, 2013 Álvaro Cepeda Neri * Conjeturas

Varios estados de nuestro cada vez más cuestionado federalismo (por medidas centralistas), como Michoacán, Guerrero, Zacatecas, Tamaulipas, Sinaloa, Veracruz, Morelos, Oaxaca –es decir, más de la mitad del territorio– se encaminan a “una guerra de todos contra todos” (que nos advirtió desde 1649-1650, en su obra religioso-política con tendencias autocráticas Thomas Hobbes con su Leviatán) por la feroz respuesta de las delincuencias. Del salinismo al calderonismo, los cárteles de las drogas fueron combatidos a medias hasta llegar al militarismo-policiaco sin lograr aplacarlos; y que ahora es y debería ser el principal problema a resolver por el peñismo entretenido en su reformismo y posponiendo, además, otro problema principalísimo: el desempleo. El caso es que la nación está desesperada. Como nunca, cientos de miles de mexicanos se están desplazando de sus lugares de origen porque los delincuentes en nombre de la criminalidad y los militares en nombre de imponer la paz con una guerra intestina, los han obligado a dejar sus tierras, sus casas, sus animales… Y emigrar a lugares que consideran menos peligrosos.
La inseguridad se apoderó de esas entidades. Y ha llegado ya a la capital del país, donde los delincuentes cobran “derecho” de piso, secuestran y matan. El Estado de México está en manos de los cárteles y los feminicidios aumentan. El reformismo de Peña y sus compañeros de viaje (panistas y perredistas, con un Partido Revolucionario Institucional bisagra que abre y cierra la puerta para el Pacto por Peña, ninguneando al Congreso, que se ha convertido en caja de resonancia y aprobación de contrarreformas para actualizar el capitalismo mexicano) pretenden engranar al país definitivamente al capitalismo global al permitir explotar los recursos humanos y naturales, un poco al estilo Made in United States y mucho más al Made in China, aprovechando que ya no hay –salvo excepciones– políticos, sino rateros, en los poderes del Estado.
Peña y los peñistas se entretienen en su reformismo que quieren coronar con la contraexpropiación petrolera, convirtiéndose el mexiquense en el reverso del ilustre michoacano Lázaro Cárdenas. Debido a esto, han descuidado la seguridad y el empleo para que el país esté ya montado en la parálisis económica, el aumento de los precios, el despido de trabajadores y el aumento de la pobreza. La nación se encamina, pues, a una guerra civil, en cuanto que hay mexicanos que buscan defenderse de los sicarios del narcotráfico, de otros delincuentes, de marinos, soldados y policías, que cierran el circuito del inconformismo, el miedo, el hambre, el desempleo y la falta de gobernantes, que asaltan el poder con la aprobación del Instituto Federal Electoral, del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación e incluso, no pocas veces, con la complicidad de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. No solamente hay un mal gobierno federal, ¡y no se diga de parte de los desgobernadores!, que roban y abusan del poder, permaneciendo todos, desde expresidentes de la República (Salinas, Zedillo, Fox o Calderón… ¿Peña va para lo mismo?), en la impunidad, enriquecidos y acompañantes de los Slim y los Chapo Guzmán.
*Periodista 
Fuente: www.contralinea.com.mx Periodismo de investigación 

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