fe de erratas

26 ago 2013

Los corruptores de la esperanza

lunes, 26 de agosto de 2013

Lydia Cacho - Los corruptores de la esperanza

No todo se puede, dice justificándose una funcionaria pública, otrora respetada activista. Hay que tener paciencia, dice un senador antes miembro de la sociedad civil. Ambos buscan sin éxito explicar por qué desde su llegada al poder han cedido una y otra vez, en nombre de lo que sí será posible a futuro. Se han convertido en víctimas de la paradoja del poder formal al que accedieron creyendo que desde dentro derribarían a la bestia. Pero resultó la bestia no era un animal bruto y hediondo al que se puede derribar con una espada de justicia y poder civil, sino un espacio de confort, un edificio que da la bienvenida al ego, oficinas lujosas rodeadas de súbditos que rentan su inteligencia la mejor postor. La bestia por dentro es una nube gloriosa, un banquete en el que en aras de una falsa civilidad todo se pacta; donde los principios y los valores quedan fuera. Importa la imagen, no el contenido, importa el discurso, no la realidad.
 

Así, la bestia de la política de Estado poco a poco les abriga, contrario a lo que creemos, no les engulle. Porque aunque es mentira que el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. Lo que les va llevando hacia ese oscuro rincón donde la mentira se convierte en profesión y el robo en deporte, es su voluntad, es la fascinante sensación de bienestar que aporta un ego sobrealimentado, ego que se convence de la supremacía que le confieren sus privilegios, sus canonjías y mirar su fotografía en los diarios declarando cualquier cosa. Les debilita moralmente la posibilidad de pertenecer a esa elite que lo controla todo. Descubrirse de pronto con el pueblo a sus pies (el pueblo de un ayuntamiento, el de un estado o el de un país). Dentro de la bestia que conduce al Estado hay pilotos y copilotos, hay corruptores y corruptibles, hay manipuladores e imbéciles.............sigue

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